sábado, 13 de abril de 2013

90.- LA MISIÓN DE LOS PROFETAS




Profeta, derivado de la palabra griega profetes, es el que habla en nombre de otro. En el AT, profeta es el encargado, por especial misión divina, de hablar al pueblo en nombre de Dios. “Dijo Yavé a Moisés: Mira, te he puesto como Dios para el faraón y Aarón, tu hermano, será tu profeta. Tú dirás todo lo que yo te ordene y Aarón se lo dirá al faraón.” (Ex 1,1-2)

La misión de los profetas
Está ligada al destino de Israel, el pueblo escogido del cual nacería el Mesías. La misión principal de los profetas será guiar a ese pueblo, organizar su vida sobre las bases del monoteísmo y de las promesas mesiánicas, explicar , inculcar su observancia, combatir su transgresión y, en su caso, llamar al pueblo a penitencia mediante promesas o amenazas y sobre todo, hacer mantener viva en la memoria del pueblo la promesa del Mesías salvador que, un día, había de venir.
Esta misión principal de los profetas de Israel los distingue sustancialmente de los llamados profetas de todos los pueblos antiguos, que, realmente, eran oráculos y adivinos.
Precisamente, de forma coyuntural, al enviar Yavé a los profetas satisfizo una necesidad creciente en el pueblo de Israel: Impedir que acudiesen a los oráculos gentiles. Sabido es que los pueblos antiguos no emprendían negocio alguno, privado o público, sin antes consultar la voluntad de los dioses, manifestada por los oráculos. Yavé proveyó a su pueblo de verdaderos profetas  y evitó las consultas a los oráculos gentiles.
Los profetas pronunciaban sus discursos ante el pueblo en el templo, en las plazas, en las puertas de las ciudades, en su propia casa y en cualquier lugar donde alguien les pudiese escuchar. Estos discursos, en su mayoría fueron puestos en verso y entregados al pueblo, des esta forma eran aprendidos fácilmente, recitados y cantados.

¿Cómo probaban los profetas la veracidad de su misión?
El primero de ellos, Moisés, mostró al pueblo toda una serie de señales para probar que era enviado de Dios, como se puede ver en Ex 3,11ss. Los demás, aunque algunos sí obraron prodigios, en general, no tuvieron necesidad de tales pruebas; a la vista de todos estaban sus vidas conforma a , su celo por la causa de Yavé, su fortaleza denunciando los pecados del pueblo y reprendiendo las iniquidades de reyes, príncipes y sacerdotes.

Ambiente histórico de los profetas
Los profetas desarrollaron su misión en estrecha conexión con la vida religiosa, moral y política de Israel. Reprenden las idolatrías del pueblo, las injusticias de los jueces, la opresión que ejercen los poderosos, la conculcación de , fustigan a los gobernantes que, por su falta de fe en Yavé, hacen alianzas  peligrosas con los pueblos vecinos.
El pueblo de Israel, no obstante su grandeza en el orden religioso, en la historia antigua no puede ser más humilde. En la época de los profetas escritores, siglo VIII al IV antes de Cristo, Israel fue vasallo de Asiria (750-612), Babilonia (612-539) y Persia (539-533), que eran pueblos más avanzados y poderosos.
Tras largos siglos de vasallaje y cautiverio de Israel con Asiria y Babilonia, el año 539 los persas dominaron Babilonia y la comunidad judía celebró a conquista.
El rey Ciro ordenó restituir a los judíos los vasos sagrados, que habían sido robados del templo de Jerusalén por Nabucodonosor y les dio permiso para volver a su tierra y levantar el templo. No todos los deportados emprendieron el viaje de vuelta, los que volvieron del cautiverio gozaron de la libertad otorgada por los persas.
El regreso del exilio lo encontramos en el libro de Esdras y en Nehemías: Reconstrucción del Templo, Es 1 al  misión de Esdras, Es 7,1 al  reconstrucción de Jerusalén y de la muralla de la ciudad, Neh 1 al 13,31.


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