sábado, 6 de abril de 2013

87.- FUNDAMENTOS DE LA SALVACIÓN EN JESÚS


 Los núcleos decisivos que fundamentan la propuesta de salvación en Jesús los podemos reducir a cinco:
1.- El Cristianismo es la religión que revela a Dios como “Amor”.
Jesús revela a Dios como “amor”.  “Dios es amor” (I Jn 4,8)
El Padre ama al Hijo. “El Padre ama al Hijo  y ha puesto en sus manos tosas las cosas” (Jn 3, 35)
Y el Hijo ama al Padre. “Conviene que el mundo conozca que yo amo al Padre” (Jn 14, 31)
Dios establece morada de amor en los que le aman. “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada” (Jn 14, 23)
El amor es el máximo mandamiento. “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús contestó: El primero es:... Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12, 28-31)
El amor es el origen de la redención en Cristo. “Vivid en caridad, como Cristo nos amó y se entregó por nosotros en oblación y sacrificio a Dios en olor suave” (Ef 5, 2).

2.- La conciencia filial y mesiánica del Jesús prepascual
Jesús tenía conciencia humana de su relación filial con el Padre y de ser el Mesías enviado por el Padre para la salvación de la humanidad. Es un dato histórico seguro, ampliamente corroborado en el Nuevo Testamento.

3.- La pasión, muerte y resurrección de Jesús como realidad salvífica universal.
Este acontecimiento es la roca firme que sostiene la fe cristiana, y la identifica, distinguiéndola de otras religiones.
La inmortalidad del alma y la resurrección personal son el horizonte cristiano, frente a la doctrina de la reencarnación de las religiones orientales.

4.- La experiencia del hombre de su filiación divina.
El hombre descubre en el cristianismo su verdadera vocación: llegar a ser hijo de Dios.
El Padre quiere reintegrar a toda la humanidad en su Reino y que todos lleguemos a ser hijos en el Hijo. Para esto le ha enviado. “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su Unigénito hijo, para que todo el que crea en Él no perezca , sino que tenga la vida eterna” (Jn 3, 16).
Dios es Padre de todos. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos” (Mt 5, 44-45)
Dios es Padre de todos, pero especialmente de los desheredados y los pecadores (Léase la parábola del Hijo Pródigo en Lc 15, 1-32)
La adopción como hijos de Dios en el Hijo es un privilegio cristiano al que todos están invitados. Esta es la fuente de la civilización cristiana del amor, de la fraternidad radical entre todos los hombres y de su igualdad.

5.- La experiencia del encuentro con Cristo en la comunidad eclesial.
El cristiano nunca está solo; siempre está integrado, animado y sostenido por la comunidad eclesial. En ella encuentra su ámbito de salvación, de alegría, de esperanza, de solidaridad y de comunión con los hermanos.
Las sacramentos refuerzan su maduración humana y espiritual. La comunidad eclesial es experiencia de salvación integral: esperanza de vida eterna, existencia realizadora de las personas y liberadora de la angustia, de la soledad, de la desesperación y de la insignificancia.
La salvación será completa y definitiva al final de los tiempos, pero ya se está anticipando en la historia con realizaciones parciales, que iluminan al hombre, le abren a la conquista de todas sus posibilidades humanas y le empujan a la transformación de las situaciones concretas de injusticia, de no libertad, de esclavitud, de necesidad, de pobreza, de subdesarrollo de las personas y de las comunidades. 

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