viernes, 5 de abril de 2013

83.- CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA SAPIENCIAL


Es profundamente humana
Basada en la reflexión y en las exigencias de la ética natural, descubre las relaciones del hombreen la vida social, siempre en su dimensión religiosa. Alejada del legalismo de los escribas farisaicos. 
Fundada en la experiencia universal. 

Apenas si alude a las esperanzas nacionales de Israel sino que considera al hombre en sus relaciones religiosas con Dios creador y providente. Se dirige al hombre universal, sin limitaciones étnicas, sin fronteras de ninguna clase y expresada mediante fórmulas sencillas, como el refrán, el proverbio y la alegoría.  Sólo en el Eclesiástico, en algunos salmos y en fragmentos de la Sabiduría se centra la atención en el israelita, especialmente obligado a Dios por  haber recibido la Ley. Difiere de la literatura profética (basada en una revelación que Dios hace a través de un profeta), o la literatura histórica (recuerdo de los acontecimientos pasados). 

Es profundamente moral. 
Se predica la virtud, el justo medio, el “temor de Dios”, como base  de la conducta humana. Los deberes familiares y sociales se hacen derivar de esta concepción eminentemente religiosa de la vida. 

Se preocupa por el ser humano en cuanto tal
¿Cómo puede alcanzar un hombre la madurez necesaria para enfrentarse con la vida?    
"En cuanto tal" quiere decir en su inteligencia, en su capacidad de ser mejor, en sus luchas, fracasos y éxitos, en su vida social, en su vida familiar, en el trabajo, en la juventud y en la vejez y, por supuesto, en sus relaciones con Dios. 

Tiene un interés didáctico.  
Es un instrumento al servicio de la educación del ser humano, de todo ser humano, pero, sobre todo de los príncipes y los futuros gobernantes.
                                                                                                    
DOS CAMINOS PARA LA SABIDURÍA                                                          
Dos corrientes se dan simultáneamente en la historia de la literatura sapiencial, sin que una ahogue a la otra, pues en el fondo son complementarias: Corriente de la retribución y corriente de la experiencia. 
La corriente de las retribución indica que al "pecado" corresponde el castigo, y al obrar bien, el "premio". El "sabio", el "sensato" y el "justo", acaban viendo la recompensa de su justicia, mientras que el "malvado", el "insensato", y el "necio", pronto acaban mal, como castigo por su pecado.El mundo está diseñado con "sabiduría",  de modo que premios y castigos se aplican en la vida con absoluta justicia, y el bien y el mal son realidades perfectamente identificables en la vida ordinaria. Encontramos esta corriente, sobre todo, en Proverbios, Sirácida y Sabiduría. 
La corriente de la experiencia enseña que no siempre se cumple que el justo reciba su recompensa y el malvado su castigo. En la vida diaria hay muchos justos que sufren, sin que su sufrimiento parezca tener fin y muchos malvados que, al menos aparentemente, gozan de gran bienestar. 
Frente a la concepción ordenada del mundo que sustentan los retribucionistas, la corriente de la experiencia reflexiona sobre el absurdo de una existencia igual para malos y buenos, y qué sentido tiene el sufrimiento del justo. Estas reflexiones ponen el acento en el grito lacerante del justo que sufre, y el susurro, en voz alta, del que lucha contra el absurdo de una existencia igualitaria.   
Las filosofías existencialistas y postmodernas de nuestro tiempo concluyen en el nihilismo total, mientras la corriente de la experiencia está convencida de que la respuesta al mal, al sufrimiento y al absurdo de la vida presente está más allá de la frontera terrenal. La encontramos sobre todo en Qoholet y en Job.

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