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Vía Lucis |
En la década de los años
noventa dirigía, (a pesar de ser seglar) en la parroquia Ntra, Sra. de la Merced de Moratalaz (Madrid),
un grupo de formación de adultos llamado Hogar y Fe. Preparando una de las
mesas redondas del grupo, leía la “Constitución sobre la sagrada Liturgia”, del
Concilio Vaticano II, y caí en la cuenta de que faltaba en la Iglesia una
devoción que continuase la tradicional del Víacrucis, que tanto se celebra
durante la Cuaresma.