lunes, 10 de febrero de 2014

106.- LIBRO DE ESTER

La reina Ester
Introducción Es una historia emocionante de la Sagrada Escritura que pone de manifiesto la providencia divina para con su pueblo elegido. Es un enfrentamiento entre el judaísmo y el paganismo, entre el Dios de Israel y  la malicia del mundo pagano, entre el judío Mardoqueo y Amán el primer ministro del rey persa Asuero.
En el año 538 a.C. el rey persa Ciro el Grande autorizó el regreso a su tierra de los judíos que habían sido deportados por Nabucodonosor. La mayoría de los judíos volvieron a su tierra, pero un grupo importante de ellos permaneció en Babilonia. A este grupo pertenece Ester, la protagonista del libro.
Personajes:
El rey Asuero (519-465 a. C.). Con este nombre se conoce, en el libro de Ester, al rey de los persas Jerjes I. Su reino se extiende desde la India hasta Etiopía, ambas inclusive (Est 1,1). Es un hombre de inmensa riqueza y vanidad, de carácter caprichoso y arbitrario, que vive para agradarse a sí mismo, para satisfacer sus gustos y pasiones, sirviéndose de sus inmensos recursos que puso al servicio de su lujuria y vanidad.
La reina Vasti. Es la esposa del rey que recibe la orden de ir “a su presencia, con su real corona, para mostrar a los pueblos y a los grandes su belleza,, pues era de hermosa figura; pero la reina se negó” (Est 1,11-12)
La reina no quiere exhibirse y desobedece la orden de su esposo. No quiere ser blanco de miradas libidinosas ni que la comparen con las prostitutas que acuden al final de estas celebraciones.
Vasti será desposeída de su dignidad de reina y desaparecerá de la escena.
El rey, enfurecido y siguiendo el parecer de uno de sus consejeros, destituyó a la reina. “Haga publicar… un real decreto mandando que la reina Vasti no aparezca más delante del rey Asuero y dé el rey la dignidad de reina a otra que sea mejor que ella” (Est 1,19) “Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y bellas … y la que más agrade al rey sea la reina en lugar de Vasti”(Est 2,2.4)
Ester. Un gran número de jóvenes fueron llevadas a la casa del rey (el harén), entre ellas Ester, una joven judía y se aposenta en la casa de las mujeres, pero “no dio a conocer ni su pueblo ni su nacimiento (Est 2, 10)
La vida en el harén real es monótona. Las jóvenes pasan seis meses preparando sus cuerpos con toda clase de ungüentos y perfumes y otros seis aprendiendo música, canto, baile y técnicas amatorias, pues deberán contentar al rey, dentro y fuera de la cama.
“Cuando le llegaba el turno era llevada cada joven a la presencia del rey…iba allá por la tarde y a la mañana siguiente pasaba a la segunda casa de las mujeres” (Est 2,12-14)
Ester es “bella de talle y de hermosa presencia y había sido adoptada por su tío Mardoqueo, cuando se quedó sin padre y sin madre” (Est 2,7)
Le llegó a Ester el turno de presentarse ante el rey Asuero  y “halló gracia a los ojos del rey” (Est 2,15) “El rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres… puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti” (Est 2, 17)
Llama la atención que Ester, antes de ser reina, pasó por el harén y por el aposento real, al menos una noche. Su estrategia es una combinación de belleza, sexo y coba al poderoso.
Mardoqueo. Es un judío “que había sido deportado de Jerusalén… por Nabucodonosor” (Est 2,6), ha escalado puestos  y, ahora, es un alto funcionario de la corte. Es tío de Ester y su padre adoptivo.
Se suele sentar a la puerta del rey, allí se entera que se está fraguando una conspiración para asesinar al rey, se lo dice a su sobrina y ésta al rey, quien, tras averiguar la verdad, castigó con la horca a los conspiradores. (Est 2, 21-23)
Amán: Es el primer ministro de Asuero. A su paso, todos doblaban la rodilla, “pero Mardoqueo no doblaba la rodilla ni se prosternaba” (Est 3,2). “Había dicho a los servidores del rey que era judío” (Est 3,4) y veía, en esos gestos, actos de culto que sólo se deben a Dios.
Amán “se llenó de furor” (Est 3,5) y decidió  destruir no solo a Mardoqueo sino ”a todos los judíos que habitaban en el reino de Asuero” (Est 3, 6).

La conspiración de Amán: “Dijo Amán al rey Asuero: Hay en todas las provincias de tu reino un pueblo, disperso y separado de todos los otros pueblos, que tiene leyes diferentes de las de todos los otros y no guarda las leyes del rey. No conviene a los intereses del rey dejarlos en paz. Si al rey le parece bien, escríbase orden de exterminarlos y yo pesaré diez mil talentos de plata… para que se ingresen en el tesoro real. El rey le dijo: La platas que ofreces sea para ti y para ti también ese pueblo, para que hagas con él lo que quieras” (Est 3,8-11).
“Se escribió todo lo que ordenaba Amán a los sátrapas del rey, a los gobernadores de todas las provincias y a los jefes de todos los pueblosordenando destruir, hacer perecer y matar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un solo día… y que sus bienes fuesen dados al pillaje” (Est 3,12-13)
El destino de todos los judíos residentes en el reino persa parece sellado y su destrucción segura.

La consternación de los judíos: “Cuando supo Mardoqueo lo que pasaba, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco, se cubrió de ceniza” (Est 4,1) “Hubo entre los judíos gran desolación, y ayunaron, lloraron y clamaron, acostándose muchos sobre la ceniza y vestidos de saco” (Est 4,3)
No se nombra a Dios (cuyo nombre no aparece en toda la primera parte del libro), pero, tanto Mardoqueo como los demás judíos claman ante Él y le ofrecen ayunos y penitencias.
La reina Ester (no olvidemos que es judía y sobrina de Mardoqueo) se enteró de lo que sucedía y Mardoqueo “mandó a Ester presentarse ante el rey para pedirle gracia y rogarle por su pueblo” (Est 4,8)
Una ley del Imperio Persa castiga con pena de muerte a todo el que entre en el atrio interior del rey sin haber sido llamado, y Ester “no ha sido llamada por el rey desde hace treinta días” (Est 4,11).
Mardoqueo insiste ante Ester: “Si ahora callas y el socorro y la liberación viniera a los judíos de otra parte, tú y las casa de tu padre pereceríais. ¿Y quién sabe si no es precisamente para un tiempo como éste para lo que tú has llegado a la realeza? Ester mandó decir a Mardoqueo: Ve y reúne a los judíos de Susa y ayunad.. yo también ayunaré.. y después iré al rey, a pesar de la ley, y si he de morir, moriré” (Est 4,14-16)

Actuación de la reina Ester
“Ester se vistió sus vestiduras reales y se presentó en el atrio interior de la casa… cuando (el rey) vio a la reina Ester en pie, en el atrio, halló ésta gracia a sus ojos…y le dijo: ¿Qué tienes, reina Ester, y qué es lo que quieres? Aunque fuera la mitad de mi reino, te sería otorgada (Est 5,1-3).
Ester no da la respuesta, sino que la pospone para el día siguiente “que vuelva el rey con Amán al banquete que yo le prepararé” (Est 5,8)

Regocijo y humillación de Amán
Amán salió aquel día gozoso y lleno de contento, pero viendo que Mardoqueo no se levantó a su paso, se llenó de ira. Ya en casa, contó lo sucedido a su mujer y amigos, quienes le aconsejaron: “Prepara unas horca de cincuenta codos de alta y mañana por la mañana pide al rey que sea colgado en ella Mardoqueo y luego te irás satisfecho al festín con el rey. Agradó a Amán el consejo y mandó preparar la horca” (Est 5,14)
Aquella noche, no pudiendo el rey conciliar el sueño, solicitó los anales del reino y encontró escrito que Mardoqueo había revelado una conspiración contra él.
“El rey preguntó: ¿Qué honores se han concedido por esto a Mardoqueo? Ninguno, le respondieron” (Est 6, 3).
Amán está en la corte para pedir al rey la muerte de Mardoqueo, pero el rey le preguntó: “¿Qué ha de hacerse con aquel a quien el rey quiere honrar?” (Est 6,6)
Amán piensa que el rey se refiere a él y le sugiere los honores más altos y “que vayan pregonando ante él: Así se hace con el hombre a quien el rey quiere honrar” (Est 6,9)
Pero, el rey no está pensando en Amán sino en Mardoqueo.
“El rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como has dicho, y haz eso con Mardoqueo” (Est 6,10)
Se produce la mayor humillación de Amán. “Cogió Amán el vestido y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo por la plaza de la ciudad, gritando delante de él: Así se hace con el hombre a quien el rey quiere honrar” (Est 6,11)

En el banquete de la reina Ester
El rey y Amán fueron al banquete de la reina Ester. “¿Cuál es tu petición, reina Ester, preguntó el rey? Ella respondió: ...concédeme la vida y salva a mi pueblo. Porque estamos vendidos yo y mi pueblo para ser exterminados…¿Quién es y dónde está el que eso se propone hacer? Ester respondió: El opresor, el enemigo, es Amán, ese malvado” (Est 7, 2-6)

Ocaso de Amán
“Uno de los eunucos dijo: “En casa de Amán hay una horca, alta de cincuenta codos, que Amán ha preparado para Mardoqueo. El rey dijo: Que cuelguen de ella a Amán” (Est 7,9)
Y así se hizo.

El triunfo de los judíos
El rey dio a Ester las casa de Amán, éste le presentó a Mardoqueo como su tío. El rey entregó a Mardoqueo el anillo de Amán, convirtiéndolo en el gran visir.
Ester intercede por su pueblo ante el rey. “¿Cómo podría yo ver el exterminio de mi raza? (Est 8,6)
El rey dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo: “Escribid a favor de los judíos lo que bien os parezca, en nombre del rey” (Est 8,8)
Mardoqueo redactó una ley y la selló con el sello real: “Se daba permiso a los judíos para reunirse y defender su vida, y destruir, matar y exterminar a todos aquellos, con sus niños y mujeres,, de cada pueblo y provincia, que tomaran las armas para atacarlos y de dar sus bienes al pillaje” (Est 8,11)

Resultado: “En Susa, la capital, mataron los judíos a 500 hombres… entre ellos los diez hijos de Amán… pero no se dieron al pillaje” (Est 9,6-10)
“De nuevo se reunieron los judíos de Susa y mataron a 300 hombres, y tampoco se dieron al pillaje” (Est 8,15)
“En las provincias…mataron a 75.000, pero no se dieron al pillaje.” (Est 8,16)
Es curioso el comentario “no se dieron al pillaje”. No querían el botín sino acabar con sus enemigos.
No es un final que encumbre mucho la figura de Ester.

La fiesta de Purim


Mardoqueo mandó celebrar todos los años unos días de fiesta en recuerdo de la salvación judía. “Estos días habían de ser recordados y celebrados de generación en generación” (Est 9,28)

El libro de Ester consta de dos partes
Se ha conservado una parte en hebreo (cap 1 al 10,4) y otra parte en griego (cap 10,5 a 16,24). Reciben el nombre de proto y deuterocanónicas.
San Jerónimo tradujo el texto hebreo “verbum e verbo”, palabra a palabra y, traducida del griego, puso como apéndice la parte deuterocanónica.

Carácter histórico: Siempre ha sido reconocido, tanto por los hebreos como por los cristianos. La citada fiesta de Purim, que todavía celebran los judíos, avala este carácter histórico. Según algunos exégetas no católicos, el libro de Ester (como Job, Tobías y Judit) sería un libro didáctico –sapiencial.
La intención del autor fue, más que escribir una crónica detallada de un hecho histórico, presentar la experiencia del odio y las persecuciones sufridas por el pueblo judío  dando a entender que Yavé dispone los acontecimientos históricos en beneficio del pueblo judío.” Sus amigos y Zeres, su mujer  dijeron a Amán: Si el Mardoqueo ese, delante del cual has comenzado a caer, es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él” (Est 6,13)

Época de su composición
Sin duda, parece anterior a la guerra de los Macabeos, pues en 2 Mac 15,36, se habla “del día de Mardoqueo”, fiesta de los Purim o de las Suertes, que se celebra “todos los años el día catorce y el quince del mes de Adar” (Est 9,20). Por tanto, el libro de Ester es anterior al 2º de los Macabeos. Es probable que fuese escrito al final de la época persa, entre los siglos IV y III antes de Cristo.

Canonicidad: El Concilio de Trento definió la canonicidad tanto de la primera parte del libro (capítulos 1 al 9 inclusive), como de la segunda (capítulo 10,4 a 16,24). Los judíos y protestantes solo admiten en su canon la primera parte.

Texto del libro de Ester.   

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