Y el sol se ocultó sin decirme nada;
pero al día siguiente, cuando abrí mi ventana,
me volvió a sonreír.
Dije al ALMENDRO: ¡Háblame de Dios!
Y el almendro floreció.
Dije al POBRE: ¡Háblame de Dios!
Y el pobre me ofreció su capa.
Dije al SUEÑO: ¡Háblame de Dios!
Y el sueño se hizo realidad.
Dije a la CASA : ¡Háblame de Dios!
Y se abrió la puerta.
Dije al NIÑO: ¡Háblame de Dios!
Y el niño me sonrió.
Dije a un CAMPESINO: ¡Háblame de Dios!
Y el campesino me enseñó a labrar.
Dije a la NATURALEZA : ¡Háblame De Dios!
Y la naturaleza se cubrió de hermosura.
Dije al AMIGO: ¡Háblame de Dios!
Y el amigo me enseñó a amar.
Dije a un PEQUEÑO: ¡Háblame de Dios!
Y el pequeño me lo pidió a mí.
Dije a un RUISEÑOR: ¡Háblame de Dios!
Y el ruiseñor se puso a cantar.
Dije a la FUENTE : !Háblame de Dios!
Y el agua a raudales brotó.
Dije a mi PADRE: ¡Háblame de Dios!
Y se me quedó mirando y amándome.
Dije a un SOLDADO: ¡Háblame de Dios!
Y el soldado dejó sus armas.
Dije al DOLOR: ¡Háblame De Dios!
Y se transformó en agradecimiento y esperanza.
Dije a mi MADRE: ¡Háblame de Dios!
Y mi madre me dio un beso en la frente.
Dije a la MANO : ¡Háblame de Dios!
Y la mano se puso a servir.
Dije al ENEMIGO: ¡Háblame de Dios!
Y el enemigo me tendió la mano.
Dije nuevamente al POBRE: ¡Háblame de Dios!
Y el pobre me acogió.
Dije a la GENTE : ¡Háblame de Dios!
Y la gente se amaba.
Dije a la BIBLIA : ¡Háblame de Dios!
Y la Biblia se ahogó de tanto hablar.
Dije a la VOZ : ¡Háblame de Dios!
Y la voz no encontró palabras.
Dije a JESÚS: ¡Háblame de Dios!
Y Jesús rezó el Padre nuestro.
Dije a Dios: ¡Háblame de Dios!
Y Dios me señaló a Jesús.
Le insistí a Dios: ¡Háblame de Dios!
Y Dios me dijo: te hablaré de ti.
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