lunes, 27 de mayo de 2013

93.- ¿QUÉ ENTENDEMOS POR "REVELACIÓN PÚBLICA" EN LA IGLESIA CATÓLICA?


 Entendemos por “revelación pública”, la acción reveladora de Dios, destinada a toda la humanidad, y que se ha expresado en las dos partes de : el Antiguo y el Nuevo Testamento. 
Aclaremos:

1.- Acción reveladora de Dios, porque es Dios mismo quien se da a conocer progresivamente a la humanidad.
2.- Destinada a toda la humanidad y, por tanto, válida para todos los tiempos y lugares.
3.- Expresada en el Antiguo y en el Nuevo Testamento: La revelación pública de Dios ha terminado con la muerte del último de los Apóstoles, testigos de los dichos y hechos de Jesús, y, a partir de ahí corresponde a  explicitar, es decir, aclarar, interpretar y difundir, con total garantía,  de Dios, expresada en   y en 

No habrá otra revelación pública
No hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo” (DV 4)
La revelación alcanza su culminación en Cristo; Él mismo, hecho revelación del Padre y Buena Nueva, debe ser anunciado a todos los pueblos, en cumplimiento de su mandato: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” Mc 16,15) “…bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado” (Mt 28, 18-20)  
El Espíritu Santo guía a  en la comprensión de la revelación, por medio del Magisterio de los Obispos, sucesores de los Apóstoles. “Aunque la revelación está acabada, no está completamente explicitada, corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos” (CIC 66).
La enseñanza de los Apóstoles “de todo cuanto Jesús les había mandado” la llevaron a cabo verbalmente y por escrito.
Las catequesis y enseñanzas de los Apóstoles a los primeros cristianos fueron puestas por escrito, dando origen al Nuevo Testamento.
Los Apóstoles confiaron a sus sucesores la tarea de transmitir el Evangelio a todas las gentes hasta el fin de los tiempos. Esta transmisión viva es llamada Tradición, distinta de  pero íntimamente ligada a la misma.  

Exigencia de la revelación pública
Exige la fe de los creyentes porque es Dios mismo quien les habla a través de las palabras humanas de los autores bíblicos. La certeza de que es Dios mismo quien habla otorga a los creyentes la seguridad de edificar la vida en la verdad.
De esta forma, obedecer a la fe es someterse libremente a la verdad revelada porque es Palabra de Dios, verdad misma.

¿Por qué creer a Dios?
Porque la esencia misma de Dios es ser ; en Él no tiene cabida el engaño. El asentimiento de la inteligencia humana a la fe va acompañado de unos motivos de credibilidad que hacen que no sea un movimiento ciego del espíritu. Estos motivos de credibilidad o pruebas exteriores de la revelación son los milagros de Jesús, el cumplimiento de las profecías, la admirable propagación y fecundidad de 
La fe, además de un don de Dios, es también un acto humano por el  que el creyente, en uso de su libertad, deposita su confianza en Dios y se adhiere a Él y a las verdades por Él reveladas.
En las relaciones humanas no es contrario a la propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre ellas, sobre sus intenciones y confiar en sus promesas. En la relación del hombre con Dios por medio de la fe tampoco es contrario a la dignidad humana la sumisión de la inteligencia y de la voluntad a Dios que se manifiesta por medio de la verdad revelada.
La fe es un conocimiento cierto porque hace referencia a  de Dios, y Dios es 
La fe es un acto personal, libre y voluntario del hombre. Nadie está obligado ni se le puede obligar a abrazar la fe.
La fe no es un acto aislado. Nadie se ha dado a sí mismo la fe, como nadie se ha dado a sí mismo la vida. Todo sucede en comunidad y  es la comunidad de los creyentes en Jesús.

¿En  quién creemos?
El creyente cree en Dios y sólo en Dios.
Creer” engloba dos referencias: A la persona (creo en Dios) y a la verdad que Él  revela (creo a Dios).
La verdad revelada es creíble por la autoridad y confianza que ofrece la persona que revela (Dios). La fe, por tanto, es una adhesión personal del hombre a la persona de Dios y, al mismo tiempo, es la adhesión a la verdad revelada por Dios.
La referencia a Dios Padre comporta una referencia a Cristo (el enviado del Padre) y al Espíritu Santo.

¿Qué creemos o cuál es el depósito de la fe?
Es San Pablo, en sus cartas a Timoteo, quien emplea el término “depósito”.  “Timoteo, guarda el depósito a ti confiado. (1 Tim 6,20). Lo identifica con: "Palabras de la fe y de la buena doctrina", "sanos discursos inspirados en la fe y en la caridad", "palabra fiel que se ajusta a la doctrina", "las cosas que de mi oíste" y "la herencia de los santos".
Enseñar a los hermanos….las palabras de la fe y de la buena doctrina” (1Tim 4,6) “Los sanos discursos que de mi oíste, inspirados en la fe y en la caridad” (2 Tim 1,13) "Guardador de la palabra fiel, que se ajuste a la doctrina” (Tit  “Las cosas que oíste de mi ante muchos testigos, confíalas a hombres leales, capaces de enseñar a otros” (2 Tim 2,2). “La herencia de los santos en la luz” (Col 1,12)
San Pablo no explica en qué consiste el depósito de la fe, pero, fácilmente se puede deducir por las pautas que da a Timoteo y a Tito:
1.  La personas de Jesucristo, muerto y resucitado, por quien Dios se nos ha manifestado. Ver Col 1,13-20.
2. La certeza de que las Escrituras llevan a la salvación.  “Conoces las Escrituras sagradas, que pueden instruirte en orden a la salvación por la fe en Jesucristo” (2 Tim 3,15)
3.  La estructura ministerial de  y las condiciones de los candidatos a los diversos ministerios: Obispos y cualidades requeridas por este ministerio: (1 Tim 3, 1-7), sacerdotes (1 Tim 5,17-22) y diáconos (1 Tim 3, 1-13)
4. La vida de oración de la comunidad cristiana (1 Tim 2, 1-8)
5. El perdón de Dios “para alcanzar la vida eterna(1 Tim 1,16)








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