NOCIONES PRELIMINARES
Además
se les ha dado el nombre de Libros canónicos (del griego canon: instrumento para
medir, norma o regla de conducta en el orden moral) para designar los libros
que la fe y la tradición reconocieron como inspirados y santos.
Al
principio la palabra canon aplicada a la Biblia tuvo el significado de catálogo o lista de
los libros reconocidos por la
Iglesia como inspirados; de ahí la denominación de Canon
de la Sagrada
Escritura.
No
todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento fueron señalados desde el
primer momento por la Iglesia
como canónicos. Por eso se dicen protocanónicos los reconocidos primeramente y
deuterocanónicos los que lo fueron más tarde.
Comúnmente
se habla de los Libros Sagrados del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, entendiendo aquí por
testamento pacto o alianza. Así Antiguo Testamento señala los libros que se
escribieron durante el pacto o alianza entre Dios y el pueblo de Israel hasta
la venida de Jesucristo, y Nuevo Testamento los que se redactaron en la nueva
alianza inaugurada por Jesucristo y sellada con su sangre en la Cruz.
Su valor histórico. Los libros históricos de la Biblia son fuentes de
inapreciable valor para conocer el origen del mundo, creado por Dios, la
aparición del hombre sobre la tierra, la formación de los pueblos, en especial
del pueblo elegido de Israel, sus vicisitudes a través de los tiempos, esto es,
el Antiguo Testamento o
alianza de Dios con Israel, hasta que con la venida de Jesucristo, su vida,
pasión y muerte, resurrección y ascensión a los cielos, se inicia el Nuevo
Testamento o alianza
de Dios con todos los hombres redimidos por el Redentor y nuevamente
restituidos al orden y la comunicación sobrenatural con Dios, rota por el
pecado primero de Adán.
El
testimonio de los escritores de la
Biblia es de primer orden, ya que, fuera de los orígenes del
mundo y del hombre y de las primeras manifestaciones del pueblo de Israel en la
vida de los Patriarcas, cuyas noticias recogieron de la tradición oral, en las
demás fueron contemporáneos de los hechos que narran y a veces intervinieron
con mayor o menor actividad personal en el escenario de los hechos que nos han
transmitido.
Además
de la historia de Israel, contiénense en la Biblia numerosos datos acerca de otros pueblos,
muchos de los cuales se han visto confirmados por los descubrimientos modernos
llevados a cabo en las regiones de los países mencionados en la Biblia.
Contenido de la
Biblia. Por su contenido y en la intención de
Dios que la ha inspirado y según el testimonio constante, así de la Sinagoga como de la Iglesia , la Biblia es el Libro del
Mesías, de Jesucristo.
Tal
es, en verdad, la idea madre y central de la Sagrada Escritura ,
idea hacia la cual convergen todas las demás; ésta es su razón principal de
ser, fuera de la cual desaparece toda su unidad.
En
relación con esto, la Biblia
nos manifiesta verdades religiosas que están fuera del alcance del
entendimiento humano y que Dios se dignó revelar a los hombres.
Los
dos Testamentos dirigen su mirada hacia Jesucristo, Hijo de Dios; el Antiguo,
como a su esperanza; el Nuevo, como a su modelo; y ambos como a su centro.
Prueba
de ello es el testimonio del mismo Cristo, de sus apóstoles y de la tradición
judía y cristiana. que afirman con términos precisos que toda la Biblia trata de Jesucristo.
Pero,
además de estas pruebas extrínsecas o de autoridad, abundan las razones
intrínsecas, sacadas de los mismos Libros Santos.
La promesa
de un Redentor o Mesías hecha en el paraíso terrenal es el primer anillo de una
cadena ininterrumpida de profecías, desde Adán hasta Zacarías, padre de san
Juan Bautista.
La
esperanza en el futuro Redentor llévanla Adán y Eva como un consuelo salvador
en su desgracia, al salir del paraíso.
Esta
promesa se hace más precisa en tiempo de Noé; y el círculo se estrecha más con
Abrahán al anunciarle Dios que en su posteridad, esto es, en Cristo, como dice san
Pablo, serán benditas todas las naciones.
Más tarde
la descendencia de Jacob es separada de Esaú, siempre con vistas a esta
promesa; luego Jacob elige entre sus hijos a Judá para ser el príncipe del que
nacerá el Mesías.
Sucédense
los siglos y nuevas profecías van revelando la dulce y gloriosa imagen del
Redentor: Balaán anuncia su realeza, y Moisés su triple misión de legislador,
de mediador y de profeta.
Estas
luces mesiánicas se multiplican, después de un largo lapso de tiempo y
adquieren un brillo incomparable desde los días del rey David. Este santo rey
ha contemplado de lejos al Mesías y ha vislumbrado su divinidad como Hijo de
Dios y le ha cantado en sus Salmos con magnificencia inigualable.
También
los demás profetas vieron de lejos el misterio del Mesías y celebraron la
grandeza y gloria de su reino.
Uno
nos habla del lugar de su nacimiento, otro de la virginidad de su madre, de su
entrada en el Templo de Jerusalén; otro le ve glorioso en su sepulcro y
vencedor de la muerte, etcétera.
Al
profetizar las glorias del Mesías, los escritores inspirados no han callado sus
sufrimientos, describiendo hasta los menores detalles de su pasión y muerte; y,
para que nada faltase a la profecía, contaron los años hasta su venida.
En
estas profecías se va acentuando el progreso de la revelación y manifestando
poco a poco la figura radiante de Jesucristo, a medida que se acerca la
plenitud de los tiempos, el día en que van a cumplirse los divinos oráculos.
Cada
profeta añade un rasgo nuevo, y cuando el último de todos desaparece, la imagen
es perfecta y bastará encontrar la persona así representada para decir con el
apóstol Felipe: Él es; "hemos hallado a Aquel de quien escribió Moisés en
la ley y los profetas, a Jesús de Nazaret".
Si
los escritos del Antiguo Testamento pueden resumirse en una serie de nombres
propios que representan a los ascendientes de Jesucristo, y en las profecías
referentes a Jesús; también pueden reducirse, del modo más simple y natural, a
la historia de Israel. Ahora bien, esta historia está íntimamente unida a la
del Mesías, pudiendo decirse que es una marcha constante hacia Él.
Mucho
antes de Abrahán el escritor procede por vía de eliminación, desentendiéndose
rápidamente de las ramas de la raza humana que no tienen relación con el Mesías
prometido: la rama de Caín, las de Cam, Jafet y de todas las ramas semitas, a
excepción de la de Abrahán, rama de Ismael, rama de Esaú. Y así en otros
libros.
Todo
lo que no se refiere al pueblo de Israel es tratado como algo accesorio y como
de paso; en cambio se insiste en todo lo referente al pueblo del Mesías y a la Redención.
Basta
comparar, por ejemplo, la historia de la caída del primer hombre, contada al
detalle, con las numerosas generaciones patriarcales, de las cuales sólo se da
el nombre; las biografías de Abrahán, Isaac, Jacob, escritas con todos los
pormenores, con la formación de los primeros imperios, hecha a vuelo de pluma.
Además,
ateniéndonos a la clasificación del Antiguo Testamento en libros históricos, libros
proféticos y libros poéticos o sapienciales, vemos que los primeros
exponen los diversos trances de la teocracia, es decir, del gobierno directo de
Dios sobre los judíos. En ellos se encuentran la alianza del Sinaí, la
legislación mosaica, las pruebas del desierto, la conquista de Palestina, el
gobierno de los jueces y reyes, la ciudad de Jerusalén, las victorias y
derrotas, las épocas de gloria y los períodos de humillación, el aislamiento de
los demás pueblos y, finalmente, la cautividad. Todo ello tiende a formar la
nación elegido y a educarla con vistas al Mesías futuro.
Por
el mismo motivo, las profecías, cuando no se refieren directamente al Mesías,
van destinadas a preparar su venida, manteniendo al pueblo, ya sea con
amenazas, ya con promesas, en la sana doctrina y cumplimiento de la ley y en la
unión con su Dios.
En
cuanto a los demás libros, unos, como los Salmos, forman el conjunto oracional del
pueblo mesiánico; otros, como el Cantar de los Cantares, expresan en forma
alegórica la unión de Israel con su Cristo; otros, como los Sapienciales,
muestran las relaciones íntimas con la Sabiduría divina.
Por
lo que se refiere a los Libros del Nuevo Testamento, es a todas luces
manifiesto que su tema central es Jesucristo.
Los
cuatro Evangelios nos hablan del programa de Redención realizado por Jesucristo
desde su encarnación, a través de su vida, su doctrina, su pasión y muerte, su
resurrección y ascensión a los cielos.
En
los Hechos de los Apóstoles se hace la historia de los primeros años de la Iglesia , demostrando cómo
empezó a ejecutar la obra salvadora que Cristo, su fundador, le encomendó en el
mundo hasta el fin de los siglos.
En
las Epístolas se encuentra una explanación magnífica de la doctrina y moral del
Evangelio.
Finalmente,
en el Apocalipsis se da en visión profética la misión de la Iglesia en la tierra y la
consumación perfecta de la
Redención de Jesucristo en los cielos.
Valor religioso. De lo dicho se desprende el alto valor
religioso de la
Biblia.Seencuentra en ella la narración de una promesa que
Dios hizo y cumplió con los hombres.
Dios creó al hombre con un fin sobrenatural, que es Dios mismo. El
hombre perdió por el pecado ese fin sobrenatural; pero Dios le prometió un
Redentor, y, llegada la plenitud de los tiempos, ese Redentor vino al mundo,
concilió a los hombres con Dios y puso en sus manos los medios seguros para
rehabilitarse y poder conseguir así su fin sobrenatural para el que fué creado.
El
valor religioso de la Biblia
está en que en ella se encuentra el conjunto completo de creencias, normas
morales y prácticas de culto, por las cuales el hombre debe expresar sus modos
de sentir y de relacionarse con respecto a Dios, pues en esto consiste la
virtud de religión.
Canon de los libros religiosos. La
Biblia se
divide en libros del Antiguo Testamento y libros del Nuevo Testamento.
En el
Antiguo Testamento hay 45 libros que fueron escritos antes de Jesucristo. Y en
el Nuevo Testamento hay 27 libros, escritos después de Jesucristo.
1° LOS LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO se dividen por los católicos, desde el
siglo XIII, en:
Libros
históricos (son 21): 5 libros de Moisés (el Pentateuco): Génesis, Éxodo,
Levítico, Números y Deuteronomio; el libro de Josué, el de los Jueces, el de
Rut, 4 libros de los Reyes, 2 de las Crónicas (Paralipómenos), el libro de
Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester y 2 libros de los Macabeos.
Libros
didácticos (son 7): El libro de Job, los Salmos, los Proverbios, el
Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, el libro de la Sabiduría y el
Eclesiástico.
Libros
proféticos (son 17): Isaías, Jeremías, Baruch, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel,
Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y
Malaquías.
2° Los LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO se dividen también en:
Libros
históricos (son 5): Los cuatro Evangelios, de san Mateo, san Marcos, san
Lucas y san Juan; y los Hechos de los Apóstoles, de san Lucas.
Libros
didácticos (son 21): Las 14 Epístolas de san Pablo: 1 a los Romanos, 2 a los Corintios, 1 a los Gálatas, 1 a los Efesios, 1 a los Filipenses, 1 a los Colosenses, 2 a los Tesalonicenses, 2 a Timoteo, 1 a Tito, 1 a Filemón y 1 a los Hebreos. Y las
Epístolas: 1 de Santiago el Menor, 2 de san Pedro, 3 de san Juan y 1 de san
Judas Tadeo.
Libros proféticos: El Apocalipsis, de
san Juan.
Estos
libros fueron escritos en un espacio de 1.600 años: 1.500 años antes de
Jesucristo y 100 años después de Jesucristo.
Los
libros del Antiguo Testamento fueron escritos en hebreo, excepto los
libros de la Sabiduría
y el segundo libro de los Macabeos, que fueron escritos en griego.
Los
del Nuevo Testamento fueron
escritos en griego, excepto el Evangelio de san Mateo, que fué escrito en
hebreo o arameo.
La
división de la Biblia
en capítulos se debe al cardenal Esteban Langton, arzobispo de Cantorbery (+
1228). La división en versículos se debe a Santos Pagini (1528), con algunas
modificaciones introducidas más tarde. Esta división en capítulos y versículos
no forma parte de la Biblia ,
y sólo sirve para indicar el lugar de una cita de las Sagradas Escrituras.
Inspiración
Según la enseñanza dela Iglesia , todos los libros
de la Biblia o
canónicos han sido escritos por inspiración divina. Ahora bien, "la
inspiración —dice el
Papa León XIII en su encíclica Providentissimas— es un impulso sobrenatural por el cual el Espíritu Santo ha excitado y
empujado a escribir a los escritores sagrados y les ha asistido mientras
escribían, de suerte que concebían con exactitud, querían escribir con
fidelidad y expresaban con verdad infalible todo V sólo aquello que el Espíritu
Santo les ordenaba escribir." De otro modo, añade el mismo Papa, "el
Espíritu Santo no seria el autor de la Sagrada Escritura ".
Según la enseñanza de
Con
ello se indica que Dios es el autor de la Biblia toda, el autor principal, y el hombre sólo
autor secundario, un instrumento de la mano de Dios.
La
inspiración no anula ni menoscaba la libre actividad ni el carácter del escritor,
sino que se sirve de él para más elevados fines; no cambia tampoco su
disposición natural, ni sus conocimientos adquiridos, ni siquiera remedia las
imperfecciones y defectos de la persona o de sus facultades.
El
individuo humano, tal cual es, se torna en instrumento libre del que Dios se
sirve para escribir lo que tiene por conveniente para enseñanza, corrección,
consuelo y aviso del hombre.
Por
eso estos amanuenses del Espíritu Santo han dejado en los Libros Santos el
sello de su personalidad, de su lengua, de la época y de la nación en que
escribieron.
La
inspiración se extiende a toda la
Biblia y a todas sus partes; por lo cual no se la puede
dividir en partes inspiradas y otras que no lo son, ya que el alcance de la
revelación llega hasta los asuntos de carácter profundo, y no de una manera
casual sino íntima e intencionada.
De
esto se sigue la absoluta infalibilidad de la Biblia , no sólo en aquellos
puntos que atañen a la salvación del género humano, sino también en los
profanos. No se puede sostener que en los asuntos profanos la Biblia sólo contiene una
verdad relativa. Por tanto la
Biblia es absolutamente verdadera en todas sus partes.
Inerrancia
La
Iglesia , a
quien compete establecer la lista de los libros canónicos, ha afirmado siempre
la inerrancia o ausencia de todo error en la Biblia , como
consecuencia de la inspiración, y ha desechado todas las tentativas de
restricción de la inspiración y, por consiguiente, de la inerrancia, por la
razón de que Dios, autor principal de la Biblia , es infalible, y siendo la Verdad misma, lo que Él
escribe o manda escribir no puede contener ningún error.
La lectura de la
Biblia. Algunos enemigos de la Iglesia , como los
protestantes, han querido hacer de la
Biblia la única regla de fe, dejándola a la libre interpretación
de cada uno.
Los
católicos tenemos, además, otros medios seguros para conocer las verdades de la
fe; en rigor podemos contentarnos con la enseñanza de la Iglesia.
También
los protestantes han imputado a los católicos el haber menospreciado u olvidado
la lectura de los Libros Santos. Pero esta imputación es falsa.
Es
cierto que la Iglesia
ha tomado ciertas precauciones para la lectura de la Biblia :
1°
Prohíbe a los católicos las ediciones de la misma preparadas por críticos no
católicos (las permite a los versados en los estudios bíblicos, capaces de
discernimiento, con ciertas garantías);
2º No
autoriza las traducciones en lengua vulgar sino mediante la adición de notas
explicativas, tomadas de la tradición católica;
3°
Exige que las publicaciones bíblicas lleven la autorización del obispo.
Pero,
guardando estas prudentes precauciones, la Iglesia recomienda la lectura de la Biblia ;
Hace
de ella una ley para los sacerdotes y aconseja su lectura a los fieles que
quieren conocer verdaderamente su religión;
Bendice
las asociaciones piadosas que tienen por fin la difusión del Evangelio;
Ampara
y alienta los estudios bíblicos y exhorta a todos los católicos a leer y
meditar frecuentemente el Libro que Dios ha dado a los hombres para que en él
aprendan la ciencia de la salvación.
Contenido de los Libros Santos.
Contenido de los Libros Santos.
Génesis. Como la palabra indica, trata
del origen del mundo, del hombre y de los primeros seres creados; de la
desobediencia de Adán y Eva, y sus derivaciones; de la promesa del Redentor, de
los descendientes de Adán; del diluvio; de los patriarcas: Noé, Abrahán, Isaac,
Jacob y sus doce hijos; de la elección de Israel como pueblo de Dios y de su
cautividad en Egipto.
Éxodo. Describe el éxodo o salida de Israel de
Egipto, dirigido por Moisés; de la alianza de Dios con Israel en el Sinaí y
diversos sucesos acaecidos en la peregrinación del pueblo por el desierto en su
viaje a la Tierra
Prometida.
Levítico. Trata de la liturgia de Israel en el
tabernáculo, liturgia confiada por Dios a la tribu sacerdotal de Leví; de ahí
el nombre del libro.
Números. Empieza este libro por hacer el censo
de Israel, y luego narra los episodios ocurridos a través del desierto hasta
llegar a la Tierra
Prometida.
Deuteronomio (segunda ley). Contiene los discursos de
Moisés en los que, poco antes de morir, pasa lista de los beneficios obrados
por Dios en favor de Israel desde la salida de Egipto y exhorta al pueblo a
cumplir la Ley.
Josué. Narra la conquista de Canaán por Josué,
y la distribución de esa tierra de Palestina a las tribus de Israel.
Jueces. Es la historia del período que sigue a
Josué, en el que Dios suscita a hombres extraordinarios, llamados jueces, para
libertar a Israel de los enemigos que le rodeaban.
Rut. Es la historia breve de la virtuosa Rut
que, aun siendo pagana, entró a formar parte del pueblo hebreo al casarse con un israelita, llegando
así a ser ascendiente de David y, por lo mismo, del Mesías.
Reyes. Estos cuatro libros (los dos primeros
llámanse también Libros de Samuel) contienen la historia de los reyes de Judá y
de Israel.
Paralipómenos
o Crónicas.
Complementan la crónica de los libros de los Reyes.
Esdras
y Nehemías tratan de la restauración material, religiosa y moral del pueblo
judío a la vuelta de la cautividad de Babilonia.
Tobías. Contiene la biografía de Tobías,
virtuoso varón de Israel, fiel a Dios en la cautividad, misericordioso,
educador admirable de su hijo, paciente en la adversidad y bendecido por Dios.
Es el libro de oro para la familia cristiana.
Judit. Relación de la acción valerosa de la
viuda Judit al dar muerte a Holofernes para librar a su patria del invasor
asirio. Demuestra la providencia de Dios sobre su pueblo acudiendo a los que
confían en Él.
Ester Manifiesta también la providencia divina
al narrar la intervención de esta judía, casada con el rey persa, para salvar a
una colonia israelita residente en el reino de Persia y amenazada de
exterminio.
Macabeos. Estos dos libros refieren las batallas
heroicas de los judíos oprimidos por los reyes de Siria que trataban de
helenizar al pueblo y destruir la religión judía.
Job. Presenta, en la historia de un hombre
sabio y virtuoso, rico, probado con toda clase de calamidades y al fin premiado
por Dios, una imagen viva y heroica de la virtud de la paciencia y conformidad
con la providencia de Oíos a los hombres de todos los tiempos.
Salmos. Colección de 160 composiciones
poéticas, en su mayor parte de David, algunas de ellas mesiánicas. Los Salmos
fueron en el Antiguo y continúan siendo en el Nuevo Testamento el lloro
oracional por excelencia de la liturgia.
Proverbios. Colección de sentencias orientadoras
para la sabiduría y prudencia de la vida y práctica de la virtud.
Eclesiastés. Atribuido a Salomón, este libro hace
resaltar la vanidad de las cosas del mundo, que tan luego pasan, dejando sólo
pesar y remordimiento, mientras que la verdadera felicidad la proporciona el
cumplimiento de la Ley
de Dios.
Cantar
de los Cantares. Es el
canto sublime de la unión de Dios con su pueblo, en que se prefiguran los
desposorios místicos de Jesucristo con la Iglesia y con las almas buenas, pero todo ello
descrito con imágenes vivas, metáforas sorprendentes y atrevidas al modo
oriental y simbolismos fantásticos, tomados del ceremonial de las bodas entre
los israelitas.
Sabiduría. Es una exhortación dirigida a los
judíos y paganos unos doscientos años antes de Cristo, en la que se oponen a
los falsos principios y mala conducta, sugeridos por la sabiduría humana, la
perfección de la fe y de la vida recomendada por la verdadera sabiduría.
Eclesiástico. Comprende el tema de la sabiduría y la
práctica de todas las virtudes con ejemplos de la vida de los siervos de Dios.
Libros
Proféticos. Los
Profetas escritores nos han dejado en sus escritos algunas noticias del pueblo
de Dios, visiones y anuncios proféticos referentes a Israel, el Mesías, la Iglesia y el final de los
tiempos, bajo imágenes y figuras impregnadas de misterio.
Evangelios. Narran la vida, pasión y muerte,
resurrección y ascensión de Jesucristo y también sus sublimes enseñanzas.
Hechos
de los Apóstoles. Es la
historia de los primeros años de la
Iglesia , actuación de san Pedro en Palestina y principalmente
las misiones de san Pablo hasta su llegada a Roma.
Epístolas. Compilación doctrinal y moral de la
doctrina cristiana, destinada a mantener a los primeros cristianos y
fortalecerlos en la nueva religión de Jesucristo.
Apocalipsis. Es la revelación de los juicios de Dios
sobre el mundo y la Iglesia ,
escrita con símbolos de escondido misterio.
AVILA, BRUNO R.P.; Historia Bíblica del Antiguo y Nuevo Testamento;
Buenos Aires, Editorial San Benito, 3era.Ed., 1954; págs.7-21
(1) A pesar de ser un artículo más largo de los que yo suelo
publicar, he considerado incluirlo en mi blog, tomándolo de Internet, porque
resume perfectamente mi sentir sobre la Sagrada Escritura. El coloreado es mío.
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