Santa María Reina Eunate. Navarra |
“La Virgen Inmaculada, asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, fue ensalzada por el Señor como Reina universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte. (Con. Vat. II, Const. Lumen gentium, nº 59).
El
11 de Octubre de 1954, Pío XII publicó la encíclica Ad coeli
Reginam: en la que podemos leer estos párrafos:
“Desde
los primeros siglos de la Iglesia Católica el pueblo cristiano ha
venido elevando fervientes oraciones e himnos de alabanza y devoción
a la reina del Cielo”.
“Ya
desde muchos siglos los fieles cristianos acostumbraban a meditar el
Reinado de María que abarca el Cielo y la Tierra, al recordar el
quinto Misterio Glorioso del Rosario de María (La Coronación de la
Santísima Virgen como Reina del Cielo y de la Tierra) que merece
llamarse la mística corona de la Reina de los Cielos”.
La
fiesta de María Reina del Universo se celebra en la octava de la
Asunción para poner de manifiesto la íntima relación entre ambas.
Argumentos
teológicos por los que consideramos a María Reina:
1.-
Por ser la Madre de Jesús. Por voluntad
expresa de Dios, María fue elegida para ser la Madre de Jesús; Ella
aceptó el deseo de Dios (“hágase en mí según tu palabra” Lc
1,38) y se convirtió en la Madre de Jesús, que es Rey Universal por
derecho propio.
El
ángel Gabriel en el momento de la anunciación dijo a
María: “Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo a quien
pondrás por nombre Jesús. Él será llamado Hijo del Altísimo y le
dará el Señor Dios el trono de David, su padre y reinará en la
casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” (Lc
1,31).
Su
prima Isabel, movida por el Espíritu Santo, se considera indigna de
recibir la visita de “la Madre de mi Señor” (Lc 1,43).
María,
por ser la Madre de Jesús, es el miembro más excelente de toda la
humanidad, sólo superada por su Hijo, que es Dios y hombre al mismo
tiempo.
2.-
Por ser la Corredentora
San
Juan Pablo II dijo (audiencia del 23-7-97): “María es Reina
no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque... cooperó en
la obra de la redención del género humano”.
El
Reino de María no es otro que el de Jesús. La Virgen María es
Reina por su íntima relación con la realeza de su Hijo, Jesús.
Donde Jesús reina, su Madre reina también. María, lejos de quitar
el reinado a su Hijo, propicia su crecimiento
Así
lo han entendido grandes teólogos devotos de la Santísima Virgen
María:
San
Atanasio: “Si el Hijo es Rey, con toda razón la
Madre debe tenerse por Reina y llamarse Reina y Señora”.
San
Bernardino de Sena: “Desde
que María dio su consentimiento aceptando ser Madre del Verbo
eterno, desde ese momento mereció ser la Reina del mundo y de todas
las criaturas”.
“Cuantas
son las criaturas que sirven a Dios, tantas son las que deben servir
a María, ya que los ángeles, los hombres y todas las cosas del
cielo y de la tierra, estando sujetas al dominio de Dios, están
también sometidas al dominio de la Virgen”.
San
Alfonso María de Ligorio, invoca a María con estas
palabras, que tantas veces nosotros hemos repetido: “Dios te
salve, Reina y Madre de misericordia”. Y añade: “María
es una Reina toda llena de dulzura y clemencia, e inclinada a hacer
siempre el bien a los necesitados”. “María no es una Reina de
justicia, sino de misericordia, de piedad y perdón”.
Se
pregunta, “¿Por qué la Iglesia llama a María Reina y Madre
de misericordia? Porque Ella abre los caminos de la misericordia de
Dios; ningún pecador, por enormes que sean sus pecados, se perderá
si se encomienda a María y Ella lo protege”.
San
Arnolfo, abad: “Si la
carne de María no fue distinta de la de Jesús,¿cómo puede estar
la Madre separada del reinado de su Hijo?.
Y
así lo entiende la Iglesia, la cual, en las Letanías
del Rosario, la proclama Reina y Señora de los ángeles y de los
santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de
los mártires, de los confesores y de las vírgenes.
La
realeza de María no es un dogma de fe, sino una verdad profesada por
el Cristianismo que entiende que María fue llevada en cuerpo y alma
al cielo (dogma de la Asunción) y allí fue coronada por su Hijo,
Jesús, como Reina y Señora del universo.
Coronamos
las imágenes de María, como Reina y Madre del Rey, para simbolizar
su dominio sobre todos los pertenecientes al reino de Jesús, reino
de justicia, de amor y de paz.
San
Juan Pablo II, de tan feliz recuerdo, nos ha dejado
unos preciosos párrafos sobre este tema:
“Asunta
al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la
extensión de su Reino”.
“El
pueblo cristiano, con el reconocimiento de esta dignidad tan excelsa,
quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel
e importancia en la vida de cada persona”.
“Ella
conoce todo lo que sucede en nuestra existencia y nos sostiene con
amor maternal en las pruebas de la vida”.
“El
Reino del Hijo está plenamente unido al Reino de su Madre y, aunque
no son de este mundo, están enraizados en la historia humana porque
el Hijo de Dios se hizo hombre en las entrañas de María”
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