lunes, 19 de enero de 2015

118.- SANTA MARIA REINA DEL UNIVERSO


Santa María Reina
Eunate. Navarra
La Virgen Inmaculada, asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial, fue ensalzada por el Señor como Reina universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte. (Con. Vat. II, Const. Lumen gentium, nº 59).
Historia de esta advocación mariana
El 11 de Octubre de 1954, Pío XII publicó la encíclica Ad coeli Reginam: en la que podemos leer estos párrafos:
Desde los primeros siglos de la Iglesia Católica el pueblo cristiano ha venido elevando fervientes oraciones e himnos de alabanza y devoción a la reina del Cielo”.
Ya desde muchos siglos los fieles cristianos acostumbraban a meditar el Reinado de María que abarca el Cielo y la Tierra, al recordar el quinto Misterio Glorioso del Rosario de María (La Coronación de la Santísima Virgen como Reina del Cielo y de la Tierra) que merece llamarse la mística corona de la Reina de los Cielos”.
La fiesta de María Reina del Universo se celebra en la octava de la Asunción para poner de manifiesto la íntima relación entre ambas.

Argumentos teológicos por los que consideramos a María Reina:
1.- Por ser la Madre de Jesús. Por voluntad expresa de Dios, María fue elegida para ser la Madre de Jesús; Ella aceptó el deseo de Dios (“hágase en mí según tu palabra” Lc 1,38) y se convirtió en la Madre de Jesús, que es Rey Universal por derecho propio.
El ángel Gabriel en el momento de la anunciación dijo a María: “Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será llamado Hijo del Altísimo y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre y reinará en la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” (Lc 1,31).
Su prima Isabel, movida por el Espíritu Santo, se considera indigna de recibir la visita de “la Madre de mi Señor” (Lc 1,43).
María, por ser la Madre de Jesús, es el miembro más excelente de toda la humanidad, sólo superada por su Hijo, que es Dios y hombre al mismo tiempo.
2.- Por ser la Corredentora
San Juan Pablo II dijo (audiencia del 23-7-97): “María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque... cooperó en la obra de la redención del género humano”.
El Reino de María no es otro que el de Jesús. La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de su Hijo, Jesús. Donde Jesús reina, su Madre reina también. María, lejos de quitar el reinado a su Hijo, propicia su crecimiento
Así lo han entendido grandes teólogos devotos de la Santísima Virgen María:
San Atanasio: “Si el Hijo es Rey, con toda razón la Madre debe tenerse por Reina y llamarse Reina y Señora”.
San Bernardino de Sena: “Desde que María dio su consentimiento aceptando ser Madre del Verbo eterno, desde ese momento mereció ser la Reina del mundo y de todas las criaturas”.
Cuantas son las criaturas que sirven a Dios, tantas son las que deben servir a María, ya que los ángeles, los hombres y todas las cosas del cielo y de la tierra, estando sujetas al dominio de Dios, están también sometidas al dominio de la Virgen”.
San Alfonso María de Ligorio, invoca a María con estas palabras, que tantas veces nosotros hemos repetido: “Dios te salve, Reina y Madre de misericordia”. Y añade: “María es una Reina toda llena de dulzura y clemencia, e inclinada a hacer siempre el bien a los necesitados”. “María no es una Reina de justicia, sino de misericordia, de piedad y perdón”.
Se pregunta, “¿Por qué la Iglesia llama a María Reina y Madre de misericordia? Porque Ella abre los caminos de la misericordia de Dios; ningún pecador, por enormes que sean sus pecados, se perderá si se encomienda a María y Ella lo protege”.
San Arnolfo, abad: “Si la carne de María no fue distinta de la de Jesús,¿cómo puede estar la Madre separada del reinado de su Hijo?.
Y así lo entiende la Iglesia, la cual, en las Letanías del Rosario, la proclama Reina y Señora de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes.
La realeza de María no es un dogma de fe, sino una verdad profesada por el Cristianismo que entiende que María fue llevada en cuerpo y alma al cielo (dogma de la Asunción) y allí fue coronada por su Hijo, Jesús, como Reina y Señora del universo.
Coronamos las imágenes de María, como Reina y Madre del Rey, para simbolizar su dominio sobre todos los pertenecientes al reino de Jesús, reino de justicia, de amor y de paz.
San Juan Pablo II, de tan feliz recuerdo, nos ha dejado unos preciosos párrafos sobre este tema:
Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión de su Reino”.
El pueblo cristiano, con el reconocimiento de esta dignidad tan excelsa, quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel e importancia en la vida de cada persona”.
Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia y nos sostiene con amor maternal en las pruebas de la vida”.
El Reino del Hijo está plenamente unido al Reino de su Madre y, aunque no son de este mundo, están enraizados en la historia humana porque el Hijo de Dios se hizo hombre en las entrañas de María”

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