UN
GRITO DE SOCORRO:”NOS ESTAMOS MURIENDO”
Este
es el grito lanzado por el padre Douglas Bazi en España.
¿Quién
es el padre Douglas Bazi? Es el párroco de la Parroquia de San
Elías, Erbil, en el Kurdistán iraquí. Su día a día consiste en
trabajar en el “centro” (léase campamento) de refugiados que han
huido de los terroristas del Estado Islámico; les proporciona
alojamiento, comida y abrigo.
Busca
trabajo a los mayores e instruye a los pequeños en el aula de
formación tratando que olviden los horrores vividos y tengan
esperanza en un futuro mejor. Hacemos, dice, lo que hacía Jesús:
curar; es decir, cuidarlos y ofrecerles la formación y las
habilidades necesarias para salir adelante. Los niños y adolescentes
son el futuro, procuramos mantenerlos ocupados y aprendiendo.
Trabaja
desde las 8:00 a las 14:00 horas en la escuela social y desde las
15:00 a las 22:00 horas en la iglesia.
¿Por
qué ha venido a España? Ha sido invitado por Ayuda a la Iglesia
Necesitada para dar su testimonio y contar lo que sucede en su país.
Sólo quiere que su voz sea escuchada, decir que su pueblo está
muriendo.
El
padre Douglas ama a su país, por eso sigue allí. Podría vivir
cómodamente fuera, pero no es esa la vida que quiere porque es
imposible salir con toda su gente. En esta V Jornada de Libertad
Religiosa, ha recibido, en nombre de los cristianos perseguidos de
Irak, el Premio a la Defensa de la Libertad Religiosa 2015, junto a
Mireille Al Farah, que lo recibió en nombre de los cristianos de
Siria.
La
persecución de los cristianos por el Estado Islámico (EI)
Es
horroroso constatar que, en este instante, hay 38 millones de
personas en el mundo que están huyendo por mantenerse fieles a su
fe. Y cada año son más en diversos países implicados. Sólo en
Irak, el año pasado, 2,2 millones se vieron forzadas a abandonar sus
hogares.
En
Oriente Medio los musulmanes, sunitas y chiitas, no luchan por el
petroleo sino por el territorio. Los cristianos están en medio
pagando las consecuencias.
La
Iglesia de Irak es una Iglesia de sangre, sangre de mártires. El
Estado Islámico les ofrece tres opciones: convertirse al Islam,
pagar o morir.
“Una
noche recibimos más de 120.000 personas que fueron obligadas a
dejar sus hogares por la llegada de los yihadistas del Estado
Islámico”.
La
persecución del padre Douglas Bazi por los yihadistas del EI:
Le
lanzaron cinco morteros mientras celebraba la Misa.
La
dinamitaron la iglesia.
Le
pegaron dos tiros en una pierna.
Intentaron
matarlo dos veces con sendas bombas.
Y
finalmente lo secuestraron cuando, después de celebrar la Misa, iba
a la casa de unos amigos. Le metieron en el maletero de un coche, le
vendaron los ojos,le amenazaron con dispararlo si veía a los
secuestradores y le llevaron a una casa donde:
Estuvo
nueve días sin comida y cuatro sin agua.
Le
rompieron varias costillas.
Le
reventaron la boca y la nariz con un martillo.
Le
pusieron cadenas y grilletes.
El
padre Douglas cuenta ahora que:
Pensó
“este es mi fin, me van a matar”. Y añade: “Bien
mirado, morir por Cristo no es una mala manera de morir”.
Su
único consuelo era rezar el rosario; los rosarios más bonitos de su
vida fueron los que rezó con los eslabones de la cadena con la que
le tenían encadenado los secuestradores.
No
le sorprendió el secuestro, lo que le sorprendió fue sobrevivir.
Perdón,
esperanza, fe y alegría
Tras
este atroz martirio, el padre Douglas no alberga ningún sentimiento
de venganza, ni de odio. Trabaja intensamente, sobre todo con los
niños y adolescentes para que brote en ellos la esperanza.
El
objetivo no es ser como los yihadistas sino, a pesar de ellos, ser
cristianos esperanzados que viven el mensaje del pendón que enseñó
Cristo. Este perdón y esta esperanza les lleva a la verdadera y
única fraternidad llena de alegría. Los cristianos no tenemos
derecho a estar tristes.
Decía San Pablo: "¡Gaudete in Domino, iterum dico, gaudete!" (¡Alegraos en el Señor, de nuevo os lo digo, alegraos!")
Decía San Pablo: "¡Gaudete in Domino, iterum dico, gaudete!" (¡Alegraos en el Señor, de nuevo os lo digo, alegraos!")
Las
dificultades sólo son piedras que sobresalen en nuestro camino;
miradas con fe, se convierten en apoyos para cruzar el arroyo.
El
padre Douglas pide ayuda internacional
Ante
una situación tan dramática de los cristianos iraquíes es
imprescindible la ayuda internacional.
“Nadie
puede vivir eternamente en una caravana ni familias enteras en
habitaciones de pocos metros”.
“No
queremos irnos, estamos orgullosos de ser iraquíes y de nuestra fe,
aunque Irak no esté orgulloso de que seamos parte del país”.
“Mi
gente está decepcionada y se pregunta si Occidente es consciente de
la situación”.
Los
cristianos del mundo debemos cooperar con nuestra oración y los
medios económicos según las posibilidades personales.
¿Es
Occidente consciente de la situación provocada por el Estado
Islámico?
No
es exacto que Occidente tenga en el olvido la situación provocada
por el Estado Islámico en Oriente Medio ni que le sea indiferente.
Lo exacto es admitir que los gobernantes occidentales no ponen los
medios necesarios para cambiar el signo de las situación.
La
mala política de los gobiernos y la complicidad de muchos medios de
comunicación que ignoran y callan tantos despropósitos, son las
imperantes por el momento. ¡Ojalá que, unos y otros, no tengan que
arrepentirse cuando el yihadismo islámico cruce, en tropel, las
fronteras de Occidente!
Todos
los gobiernos de occidente y la gente de las naciones deben despertar
ya. De no hacerlo, el yihadismo islámico llegará a nuestros lares.
Ya tienen las condiciones para establecerse. Me horroriza pensar que
nuestros hijos y nietos puedan tener este peligro: Sufrir por el
Islam o ser Islam.
El
futuro no es otro: Ser víctimas o ser terroristas.
Occidente
debe actuar. Mañana puede ser tarde. (1)
¿Y
cómo se puede mantener la alegría ante estas circunstancias?
Para
un cristiano, ninguna circunstancia es contraria a Dios. Nosotros
vivimos en nuestras propias carnes lo que decía San Pablo a los
Romanos: “¿Quién
podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la
angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el
peligro?, ¿la espada? En todo esto vencemos fácilmente por Aquel
que nos ha amado.”
No
somos cristianos sólo para los días buenos, ni somos cristianos
sólo para pedir lo que necesitamos. Somos cristianos porque hemos
conocido el amor de Dios y hemos creído en él. Sólo la presencia
de su amor entre nosotros basta para llenar nuestra vida de sentido y
de alegría.
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