sábado, 14 de septiembre de 2013

97.- BREVE INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA



SUMARIO:
97.- Breve introducción a la Biblia

PREPARACIÓN DEL PUEBLO DE ISRAEL A LA LLEGADA DEL MESÍAS
El libro del Génesis remonta el principio de la historia a tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob.
La historia de Abraham se narra en el libro del Génesis. Vivía en la ciudad de Hur, sobre el año 1700 a.C. cerca de los ríos Eúfrates y Tigris, y Dios le dijo: “Sal de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre y ve a la tierra que yo te indicaré. Haré de ti un gran pueblo”(Gen 12,1-2)
Abraham aceptó y Dios, en pago, le prometió que sus herederos poseerían  para siempre la tierra de Canaán. “A tu descendencias daré yo esta tierra” Gen 12,7)
“He aquí mi pacto contigo: … ya no te llamarás Abram (padre), sino Abraham, porque yo te haré padre de una muchedumbre de pueblos” (Gen 17, 4-5). Abraham fue el padre de Isaac, y éste lo fue de Esaú y Jacob. Los hijos de Jacob se llaman los doce Patriarcas, origen del pueblo de Israel que en el siglo XIV a.C., debido a la hambruna que asoló la región de Canaán, emigraron a Egipto donde sus descendientes, permanecieron 430 años (Ex 12,40).

División de las tribus
La salida de Egipto, conducidos por Moisés, marca la formación de los israelitas como pueblo. Tras cuarenta años de vagar por el desierto, el pueblo de Israel conquistó Canaán y Josué, el conquistador, repartió la tierra entre las doce tribus que fueron gobernadas por jueces, aproximadamente desde el 1410 a C al 1020 a C.
Siguió el periodo monárquico. El primer rey fue Saúl (1020 a.C.), de la tribu de Benjamín, le sucedió David (1007 a. C.), que logró la unificación de las doce tribus de Israel, hizo a Jerusalén la capital de la nación.
A la muerte de David, le sucedió su hijo Salomón (965 a C ), su reinado fue de una paz sin precedentes. Reconstruyó numerosa ciudades e hizo grandes obras arquitectónicas, entre las que destaca el Templo de Jerusalén. Reinó durante 40 años, durante los cuales los israelitas pudieron “formar un pueblo”, tener prosperidad y vivir “siguiendo  los preceptos del Señor” (I Re 3,20, 8,25).
Reinos de Israel y Judá
A la muerte de Salomón (sobre el 926 a C.) el reino se partió en dos: el de Israel (que contenía las 10 tribus del norte, con la capital en Siquem y más tarde en Samaria) y el del sur o reino de Judá, con las tribus de Judá y Benjamín y conservando a Jerusalén como capital.

Cautividad del reino de Israel
El reino de Israel, al norte, fue independiente desde el año 930 a.C. hasta el 722 a.C. Siquem fue la primera capital del reino, el rey Omri pasó la capital a Samaria. En el año 853 a. C. Salmanasar III de Asiria y en el 722 a.C. Sargón II conquistaron el reino de Israel, destruyeron su capital y redujeron a cautiverio a la gente de clase alta, dejando en el reino a la gente humilde. Tanto unos como otros  se casaron con población asiria (estos matrimonios mixtos fueron despreciados después por los judíos a su regreso de Babilonia). Así los samaritanos llegaron a perder su identidad original. La clase alta nunca volvió a su tierra de Israel, por lo que se llama “las diez tribus perdidas”.
Después de dos siglos, el reino de las diez tribus llegaba a su fin. La Biblia indica que Yavé estaba “indignado” con las tribus del norte por su modo de vida ostentoso, desigual y corrupto (Amós 2, 6-8) “Ay de ellos cuando yo me aleje de ellos” (Oseas 9,12).

Cautividad del reino de Judá
El reino de Judá existió hasta el año 586 a.C., tuvo 20 reyes antes de su conquista por los babilonios que, dirigidos por el rey Nabucodonosor II, entraron en Jerusalén, mataron  a la familia del rey Sedecías y a él le sacaron los ojos y le llevaron al exilio a la ciudad de Babilonia (II Re 25, 6-7). 
Fue exiliada también la población, tanto nobles como plebeyos, algunos pobres se quedaron, como viñadores y labradores (II Re 25, 11.12) aunque, posteriormente, huyeron a Egipto por temor de los caldeos. Fueron arrasados el palacio real y el fastuoso Templo de Salomón, orgullo nacional de los judíos, y destruidas las viviendas y las murallas. Todos los tesoros de la ciudad fueron llevados a Babilonia.
Reino asirio
La cautividad fue profetizada por el profeta Jeremías (Jer 25 y sgtes).

En Babilonia
A pesar de estar exiliados, un grupo importante de hebreos fue capaz de prosperar en Babilonia, logrando posiciones de confianza entre los babilonios, como lo reflejan los libros bíblicos de Daniel y Ester.

Regreso a Jerusalén
El año 538 a.C. el rey persa Ciro el Grande conquistó Babilonia, destruyó el imperio caldeo y autorizó el regreso de los hebreos a su tierra nativa.
El año primero de Ciro, rey de Persia….hizo pregonar por todo su reino: Así dice Ciro, rey de Persia: Yavé, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, en Judá. ¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él y suba a Jerusalén y edifique la casa a Yavé, Dios de Israel” (Esd 1,1-3)
Tras 70 años de cautiverio, llegó el regreso de la mayor parte de los cautivos quienes organizan una comunidad civil y religiosa, en torno al Templo, gobernada por el Sumo Sacerdote junto con el Gobernador judío, representante de Persia. El nombre de “judíos” (de la tribu de Judá) sustituye paulatinamente al de “israelitas” (que comprendía a las doce tribus).
Una importante colonia hebrea se quedó en Babilonia hasta bien entrada la Era Cristiana. Uno de los que se quedaron fue Mardoqueo y su sobrina Ester cuya influencia sobre el rey Asuero usó Dios para proteger a su pueblo. (Libro de Ester)
Los que volvieron reconstruyeron el Templo de Jerusalén, la ciudad y sus murallas, celebraron sus fiestas tradicionales y se mantuvieron en un estatuto medio autónomo.  
Faltan 500 años para la llegada del Mesías. Nehemías y Esdras realizan una verdadera reforma religiosa, iniciada con la Renovación de la Alianza (Neh 10) y el pueblo judío vive la profunda añoranza del deseado de las naciones, el Mesías prometido.
Imperio macedonio-persa
En el año 334 a.C. el rey macedonio Alejandro Magno inicia la conquista del Imperio Persa, lo que consiguió, llegando, incluso, hasta la India.
A la muerte de Alejandro Magno, el imperio Seléucida dominó desde el Mediterráneo hasta la India. Los reyes, herederos de la cultura helenística gobernaron como sus antecesores asirios, mesopotámicos y persas. Con Antíoco IV Epífanes se deterioraron las relaciones con los judíos religiosos, por lo que prohibió algunos ritos y tradiciones, provocando el levantamiento bajo la dirección de los Macabeos, quienes proclamaron la independencia durante un siglo, desde el año 164 al 63. El reino judío anexionó a Samaria, Galilea e Idumea. 
La dinastía se desintegró por la guerra civil entre Hircano II (apoyado por los fariseos) y Aristóbulo II (apoyado por los saduceos), hijos de Salomé Alejandra, única mujer que gobernó en Israel. Ambos pidieron ayuda a la República Romana, lo que trajo consigo la conquista del reino por Pompeyo el año 63 a.C.
Imperio romano en tiempo de Cristo
Judea quedó vinculada a la provincia romana de Siria, dejando a Hircano II parte de autoridad sobre Judea, Perea y Galilea. Pompeyo se unió a Hircano II, asediaron a Jerusalén, tomándola a los tres meses, Aristóbulo fue encarcelado y sus partidarios se refugiaron en el Templo, que fue tomado el año 63 a C., muriendo 12.000 judíos. Pompeyo penetró en el Templo hasta el Santa Santorum.

Los puntos fundamentales de la religión judía son:
* La fe en un único Dios.
La Alianza hecha por Dios con Abraham y sus descendientes.
* La promesa de que del pueblo de Israel nacería un Salvador, el Mesías.

Los profetas
En Israel hubo unos hombres, escogidos por Dios para guiar al pueblo en el mantenimiento de la fe de Abraham. Son los profetas, que anunciaron los hechos más importantes de la salvación, predicaron al pueblo la conversión de corazón y vaticinaron los días luctuosos que sufrirían por no seguir los mandatos de Dios.
La lista de profetas se inicia con Moisés y concluye con Juan el Bautista, intercalando los Profetas Mayores y los Profetas Menores.

El culto
Celebran el Sabbath día especial de culto y descanso; asisten a la sinagoga para la lectura de la Torá y las oraciones.

Costumbres
* Los varones son circuncidados al octavo día. "Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús" (Lc 2,21)
También deben circuncidarse los varones que se conviertan al judaísmo.
* La madurez religiosa y jurídica la alcanzan a los trece años los varones y a los doce las mujeres.

La diáspora
La dispersión más importante de los judíos tuvo lugar en el tiempo de la cautividad de Babilonia.  
La más trascendental acaeció en el año 70 d.C. cuando los Romanos destruyeron por completo el Reino de Judea. Los judíos se dispersaron por todo el mundo, en numerosas ciudades fundaron su barrio, construyeron su sinagoga y vivieron según sus creencias. Desde entonces, han sido proscritos, extranjeros, perseguidos y odiados.
En 1948, Palestina estaba bajo el gobierno de Inglaterra y ésta aceptó la creación de un estado, llamado Israel, donde se han podido reunir muchos de los judíos dispersos por el mundo.

Esta es, muy resumida, la historia del Pueblo de Israel, Hebreo o Judío, según las épocas. El pueblo de dura cerviz y corazón de piedra que vivió catorce siglos esperando el cumplimiento de la Promesa, la llegada tan deseada del Nacimiento del Mesías, Jesús, el Salvador del mundo y cuando vino, en vez de abrirse a sus enseñanzas y aceptarle como el Mesías prometido, le rechazó. 
Esperaban un Mesías que les trajese bonanza, un gran jefe político,lleno de poder y gloria, que les diera la libertad del poder romano. Y se encontraron con un Mesías que predicaba el amor, incluso a los enemigos, que se juntaba con los publicanos y pecadores, que perdonaba los pecados y curaba a los leprosos... Los dirigentes judíos no fueron capaces de entender a Jesús y lo rechazaron, persiguieron y mataron.

Los judíos comtemporáneos
Habiendo rechazado sus antecesores a Jesús, los actuales siguen (y seguirán) esperando a su mesías.
Al pueblo judío pertenecen, por sangre y nacimiento, la Virgen María, nuestra Madre celestial, y Jesús, nuestro Salvador y Redentor. Para los creyentes en Jesús, el pueblo judío es el hermano mayor en la fe, pues de él recibimos el legado del Antiguo Testamento.


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