lunes, 4 de marzo de 2013

68.- CÓMO SE ELIGE AL NUEVO PAPA (1)

Benedicto XVI estableció que la situación de "sede romana vacante"  se diera a las  horas del 28 de Febrero, momento en que se hizo efectiva su renuncia y empezaron a contarse los días para el inicio del Cónclave (2) que elegirá al nuevo Papa.
¿Quién puede ser elegido Papa?
En principio podría ser elegido cualquier varón bautizado de  católica.
La práctica es que salga elegido uno de los Cardenales electores. Ningún Cardenal elector podrá ser excluido de la elección, activa o pasiva, por ningún motivo o pretexto.

¿Quienes eligen al nuevo Papa?
Exclusivamente, los Cardenales de , en número máximo de 120. No participan en la elección aquellos que ya han cumplido ochenta años de edad el día en el que comienza la vacante de …pudiendo, no obstante, tomar parte en las reuniones preparatorias del Cónclave. La única forma de elección es la de escrutinio secreto.
Hay 117 Cardenales que cumplen los requisitos: 61 europeos, 19 hispanoamericanos y brasileños, 14 norteamericanos y canadienses, 11 africanos, 11 asiáticos y un australiano.            
Cinco cardenales españoles puedan votar: Rouco (Arzb. Madrid), Martínez Sistach (Arzb. Barcelona), Amigo (Arzob. emérito de Sevilla), Cañizares (Prefecto de  para el Culto Divino) y Abril (Vice Camarlengo).               
Otros cinco mayores de 80 años que no votarán: Estepa, Carles, Alvarez, Herranz y Martínez Somalo.

Las reuniones preparatorias
En las Congregaciones generales deben participar todos los Cardenales no impedidos legítimamente, y deben hacerse para que el Cardenal Camarlengo pueda oír el parecer del Colegio y darle las comunicaciones que crea necesarias u oportunas; y también para permitir a cada Cardenal que exprese su opinión sobre los problemas que se presenten, pedir explicaciones en caso de duda y hacer propuestas, todos los Cardenales presentes deben prestar juramento de observar las disposiciones contenidas en ella y de guardar el secreto. Este juramento, que debe ser hecho también por los Cardenales que lleguen con retraso y participen más tarde en estas Congregaciones. 
 particular está constituida por el Cardenal Camarlengo de  Romana y por tres Cardenales, y se ocupará de los asuntos ordinarios.

Tiempo de espera
Desde el momento en que  esté legítimamente vacante los Cardenales electores presentes esperen durante quince días completos a los ausentes. El Colegio de los Cardenales podrá retrasar, si hubiera motivos graves, el comienzo de la elección hasta un máximo veinte días, cumplido ese plazo, todos los Cardenales electores presentes están obligados a proceder a la elección.

Misa “Pro eligendo Papa”
El día señalado para comenzar el Cónclave, los Cardenales electores se reunirán en  de San Pedro en el Vaticano para participar en una solemne celebración eucarística:    «Pro eligendo Papa».

Procesión a  Sixtina
Desde  del Palacio Apostólico, los Cardenales electores en hábito coral irán en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la asistencia del Espíritu Santo, a  del Palacio Apostólico, lugar y sede del desarrollo de la elección, y  emitirán el juramento, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias pronunciará el extra omnes (fuera todos) y todos los ajenos al Cónclave deberán salir.

Medidas para proteger el secreto
En todo el tiempo que dure el proceso de la elección, los Cardenales electores están obligados a abstenerse de correspondencia epistolar y de conversaciones incluso telefónicas o por radio con personas no debidamente admitidas en los edificios reservados a ellos… no podrán recibir prensa diaria y periódica de cualquier tipo, así como escuchar programas radiofónicos o ver transmisiones televisivas.

Número de votaciones
En la tarde del primer día, se tendrá un solo escrutinio; en los días sucesivos si la elección no ha tenido lugar en el primer escrutinio, se deben realizar dos votaciones tanto en la mañana como en la tarde.
Después de tres días de escrutinios sin resultado positivo, éstos se suspenden al máximo por un día, para una pausa de oración y de libre coloquio entre los votantes y de una brece exhortación espiritual.
Reanudadas las votaciones, si después de siete escrutinios no ha tenido lugar la elección, se hace otra pausa de oración, de coloquio y exhortación espiritual.                   
Se procede luego a otra eventual serie de siete escrutinios, seguida, si todavía no se ha llegado a un resultado positivo, de una nueva pausa de oración, de coloquio y exhortación espiritual.
Si persiste la situación tras tres series de siete escrutinios, los Cardenales pueden decidir otro modo de proceder, como sería votar sólo a uno de los dos que más votos tuvieran en la última votación. En cualquier caso, se requiere mayoría absoluta (mitad más uno).

Las votaciones
Para la elección válida del Romano Pontífice se requieren 2/3 de los votos, calculados sobre la totalidad de los electores presentes. En el caso en que el número de Cardenales presentes no pueda dividirse en tres partes iguales, para la validez de la elección del Sumo Pontífice se                                             
requiere un voto más.
Cada Cardenal elector  pronuncia en voz alta la siguiente fórmula de juramento: Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido. A continuación deposita la papeleta en el plato y con éste la introduce en la urna. Hecho esto, se inclina ante el altar y vuelve a su sitio.Una vez que todos los Cardenales electores hayan introducido su papeleta en la urna, el Escrutador procede a contarlas, extrayéndolas de manera visible una a una de la urna y colocándolas en otro recipiente vacío. Si el número de las papeletas no corresponde al número de electores, se queman todas y se procede inmediatamente a una segunda votación; si, por el contrario, corresponde al número de electores, se procede al recuento de los votos.

El escrutinio de los votos
Los Escrutadores se sientan en una mesa colocada delante del altar; el primero de ellos toma una papeleta, la abre, observa el nombre del elegido y la pasa al segundo Escrutador quien, comprobado a su vez el nombre del elegido, la pasa al tercero, el cual la lee en voz alta e inteligible, de manera que todos los electores presentes puedan anotar el voto en una hoja. El mismo Escrutador anota el nombre leído en la papeleta.
Concluido el escrutinio de las papeletas, los Escrutadores suman los votos obtenidos por los varios nombres y los anotan en una hoja aparte. Los Escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha obtenido, y si ninguno ha alcanzado los dos tercios de los votos en aquella votación, el Papa no ha sido elegido; en cambio, si resulta que alguno ha obtenido los dos tercios, se tiene por canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.
Inmediatamente después de la revisión, antes de que los Cardenales electores abandonen , todas las papeletas son quemadas por los Escrutadores.

La aceptación
Realizada la elección canónicamente, el Cardenal Decano pide el consentimiento del elegido con las siguientes palabras: ¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice? Y, una vez recibido el consentimiento, le pregunta: ¿Cómo quieres ser llamado? El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, actuando como notario levanta acta de la aceptación del nuevo Pontífice y del nombre que ha tomado.
Después de la aceptación, si el elegido ya ha recibido la ordenación episcopal, es inmediatamente Obispo de Roma, verdadero Papa y Cabeza del Colegio Episcopal; si el elegido no tiene el carácter episcopal, será ordenado Obispo inmediatamente.                                   
Se anuncia el nombramiento con la conocida frase Habemus Papam” y el nuevo Papa hace su presentación al Pueblo de Dios desde el balcón central del Vaticano e imparte su primera bendición "Urbi et Orbe" (a la Ciudad y al Mundo). 
                                                                                    
(1) Los textos han sido tomados, casi en su totalidad, de la Constitución Apostólica “Universi Dominici gregis” de Juan Pablo II.
(2)Se denomina “Cónclave” a la reunión de los Cardenales para la elección del Papa.
El término cónclave viene de la expresión latina cum clavis (bajo llave) y designa esta reunión que exige el máximo aislamiento del mundo exterior.

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