Benedicto
XVI estableció que la situación de "sede romana vacante" se diera a las horas del 28 de Febrero, momento en que se
hizo efectiva su renuncia y empezaron a contarse los días para el
inicio del Cónclave (2) que elegirá al nuevo Papa.
¿Quién
puede ser elegido Papa?
En
principio podría ser elegido cualquier varón bautizado
de católica.
La
práctica es que salga elegido uno de los Cardenales
electores. Ningún Cardenal elector podrá ser excluido de la
elección, activa o pasiva, por ningún motivo o pretexto.
¿Quienes
eligen al nuevo Papa?
Exclusivamente,
los Cardenales de , en número máximo de 120. No
participan en la elección aquellos que ya han cumplido ochenta años
de edad el día en el que comienza la vacante de …pudiendo, no
obstante, tomar parte en las reuniones preparatorias del Cónclave.
La única forma de elección es la de escrutinio secreto.
Hay
117 Cardenales que cumplen los requisitos: 61 europeos, 19
hispanoamericanos y brasileños, 14 norteamericanos y canadienses, 11
africanos, 11 asiáticos y un australiano.
Cinco cardenales
españoles puedan votar: Rouco
(Arzb. Madrid), Martínez Sistach (Arzb. Barcelona), Amigo (Arzob.
emérito de Sevilla), Cañizares (Prefecto de para el
Culto Divino) y Abril (Vice Camarlengo).
Otros
cinco mayores de 80 años que no votarán: Estepa,
Carles, Alvarez, Herranz y Martínez Somalo.
Las
reuniones preparatorias
En
las Congregaciones generales deben participar todos los Cardenales no
impedidos legítimamente, y deben hacerse para que el Cardenal
Camarlengo pueda oír el parecer del Colegio y darle las
comunicaciones que crea necesarias u oportunas; y también para
permitir a cada Cardenal que exprese su opinión sobre los problemas
que se presenten, pedir explicaciones en caso de duda y hacer
propuestas, todos los Cardenales presentes deben prestar juramento de
observar las disposiciones contenidas en ella y de guardar el
secreto. Este juramento, que debe ser hecho también por los
Cardenales que lleguen con retraso y participen más tarde en estas
Congregaciones.
particular
está constituida por el Cardenal Camarlengo de Romana y
por tres Cardenales, y se ocupará de los asuntos ordinarios.
Tiempo
de espera
Desde
el momento en que esté legítimamente vacante los
Cardenales electores presentes esperen durante quince días completos
a los ausentes. El Colegio de los Cardenales podrá retrasar, si
hubiera motivos graves, el comienzo de la elección hasta un máximo
veinte días, cumplido ese plazo, todos los Cardenales electores
presentes están obligados a proceder a la elección.
Misa
“Pro eligendo Papa”
El
día señalado para comenzar el Cónclave, los Cardenales
electores se reunirán en de San Pedro en el Vaticano para
participar en una solemne celebración eucarística:
«Pro eligendo Papa».
Procesión
a Sixtina
Desde del
Palacio Apostólico, los Cardenales electores en hábito coral irán
en solemne procesión, invocando con el canto del Veni
Creator la asistencia del Espíritu Santo, a del
Palacio Apostólico, lugar y sede del desarrollo de la elección, y
emitirán el juramento, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas
Pontificias pronunciará el extra
omnes (fuera todos) y todos los ajenos al
Cónclave deberán salir.
Medidas
para proteger el secreto
En
todo el tiempo que dure el proceso de la elección, los Cardenales
electores están obligados a abstenerse de correspondencia epistolar
y de conversaciones incluso telefónicas o por radio con personas no
debidamente admitidas en los edificios reservados a ellos… no
podrán recibir prensa diaria y periódica de cualquier tipo, así
como escuchar programas radiofónicos o ver transmisiones
televisivas.
Número
de votaciones
En
la tarde del primer día, se tendrá un solo escrutinio; en los días
sucesivos si la elección no ha tenido lugar en el primer escrutinio,
se deben realizar dos votaciones tanto en la mañana como en la
tarde.
Después
de tres días de escrutinios sin resultado positivo, éstos se
suspenden al máximo por un día, para una pausa de oración y de
libre coloquio entre los votantes y de una brece exhortación
espiritual.
Reanudadas
las votaciones, si después de siete escrutinios no ha tenido lugar
la elección, se hace otra pausa de oración, de coloquio y
exhortación espiritual.
Se
procede luego a otra eventual serie de siete escrutinios, seguida, si
todavía no se ha llegado a un resultado positivo, de una nueva pausa
de oración, de coloquio y exhortación espiritual.
Si
persiste la situación tras tres series de siete escrutinios, los
Cardenales pueden decidir otro modo de proceder, como sería votar
sólo a uno de los dos que más votos tuvieran en la última
votación. En cualquier caso, se requiere mayoría absoluta (mitad
más uno).
Las
votaciones
Para
la elección válida del Romano Pontífice se requieren 2/3 de los
votos, calculados sobre la totalidad de los electores presentes. En
el caso en que el número de Cardenales presentes no pueda dividirse
en tres partes iguales, para la validez de la elección del Sumo
Pontífice se
requiere un voto más.
Cada
Cardenal elector pronuncia en voz alta la siguiente fórmula de
juramento: Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me
juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que
debe ser elegido. A continuación deposita la papeleta en el
plato y con éste la introduce en la urna. Hecho esto, se inclina
ante el altar y vuelve a su sitio.Una vez que todos los Cardenales
electores hayan introducido su papeleta en la urna, el Escrutador
procede a contarlas, extrayéndolas de manera visible una a una de la
urna y colocándolas en otro recipiente vacío. Si el número de las
papeletas no corresponde al número de electores, se queman todas y
se procede inmediatamente a una segunda votación; si, por el
contrario, corresponde al número de electores, se procede al
recuento de los votos.
El
escrutinio de los votos
Los
Escrutadores se sientan en una mesa colocada delante del altar; el
primero de ellos toma una papeleta, la abre, observa el nombre del
elegido y la pasa al segundo Escrutador quien, comprobado a su vez el
nombre del elegido, la pasa al tercero, el cual la lee en voz alta e
inteligible, de manera que todos los electores presentes puedan
anotar el voto en una hoja. El mismo Escrutador anota el nombre leído
en la papeleta.
Concluido
el escrutinio de las papeletas, los Escrutadores suman los votos
obtenidos por los varios nombres y los anotan en una hoja aparte. Los
Escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha
obtenido, y si ninguno ha alcanzado los dos tercios de los votos en
aquella votación, el Papa no ha sido elegido; en cambio, si resulta
que alguno ha obtenido los dos tercios, se tiene por canónicamente
válida la elección del Romano Pontífice.
Inmediatamente
después de la revisión, antes de que los Cardenales electores
abandonen , todas las papeletas son quemadas por los
Escrutadores.
La
aceptación
Realizada
la elección canónicamente, el Cardenal Decano pide el
consentimiento del elegido con las siguientes palabras: ¿Aceptas
tu elección canónica para Sumo Pontífice? Y, una vez
recibido el consentimiento, le pregunta: ¿Cómo quieres ser
llamado? El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas
Pontificias, actuando como notario levanta acta de la aceptación del
nuevo Pontífice y del nombre que ha tomado.
Después
de la aceptación, si el elegido ya ha recibido la ordenación
episcopal, es inmediatamente Obispo de Roma, verdadero Papa y Cabeza
del Colegio Episcopal; si el elegido no tiene el carácter episcopal,
será ordenado Obispo
inmediatamente.
Se
anuncia el nombramiento con la conocida frase “Habemus
Papam” y el nuevo Papa hace su presentación al
Pueblo de Dios desde el balcón central del Vaticano e imparte su
primera bendición "Urbi et Orbe" (a la Ciudad y al
Mundo).
(1) Los textos
han sido tomados, casi en su totalidad, de la Constitución
Apostólica “Universi Dominici gregis” de Juan Pablo II.
(2)Se denomina “Cónclave” a la reunión de los Cardenales para la elección del Papa.
El término cónclave viene de la expresión latina cum clavis (bajo llave) y designa esta reunión que exige el máximo aislamiento del mundo exterior.
El término cónclave viene de la expresión latina cum clavis (bajo llave) y designa esta reunión que exige el máximo aislamiento del mundo exterior.
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