Profeta, derivado
de la palabra griega profetes, es
el que habla en nombre de otro. En el AT, profeta es el encargado,
por especial misión divina, de hablar al pueblo en nombre de
Dios. “Dijo
Yavé a Moisés: Mira, te he puesto como Dios para el faraón y
Aarón, tu hermano, será tu profeta. Tú dirás todo lo que yo te
ordene y Aarón se lo dirá al faraón.” (Ex
1,1-2)
La
misión de los profetas
Está
ligada al destino de Israel, el pueblo escogido del cual nacería el
Mesías. La misión principal de los profetas será guiar a ese
pueblo, organizar su vida sobre las bases del monoteísmo y de las
promesas mesiánicas, explicar , inculcar su observancia,
combatir su transgresión y, en su caso, llamar al pueblo a
penitencia mediante promesas o amenazas y sobre todo, hacer mantener
viva en la memoria del pueblo la promesa del Mesías salvador que, un
día, había de venir.
Esta
misión principal de los profetas de Israel los distingue
sustancialmente de los llamados profetas de todos los pueblos
antiguos, que, realmente, eran oráculos y adivinos.
Precisamente,
de forma coyuntural, al enviar Yavé a los profetas satisfizo una
necesidad creciente en el pueblo de Israel: Impedir que acudiesen a
los oráculos gentiles. Sabido es que los pueblos antiguos no
emprendían negocio alguno, privado o público, sin antes consultar
la voluntad de los dioses, manifestada por los oráculos. Yavé
proveyó a su pueblo de verdaderos profetas y evitó las
consultas a los oráculos gentiles.
Los
profetas pronunciaban sus discursos ante el pueblo en el templo, en
las plazas, en las puertas de las ciudades, en su propia casa y en
cualquier lugar donde alguien les pudiese escuchar. Estos discursos,
en su mayoría fueron puestos en verso y entregados al pueblo, des
esta forma eran aprendidos fácilmente, recitados y cantados.
¿Cómo
probaban los profetas la veracidad de su misión?
El
primero de ellos, Moisés, mostró al pueblo toda una serie de
señales para probar que era enviado de Dios, como se puede ver en Ex
3,11ss. Los demás, aunque algunos sí obraron prodigios, en general,
no tuvieron necesidad de tales pruebas; a la vista de todos estaban
sus vidas conforma a , su celo por la causa de Yavé, su
fortaleza denunciando los pecados del pueblo y reprendiendo las
iniquidades de reyes, príncipes y sacerdotes.
Ambiente
histórico de los profetas
Los
profetas desarrollaron su misión en estrecha conexión con la vida
religiosa, moral y política de Israel. Reprenden las idolatrías del
pueblo, las injusticias de los jueces, la opresión que ejercen los
poderosos, la conculcación de , fustigan a los gobernantes que,
por su falta de fe en Yavé, hacen alianzas peligrosas con los
pueblos vecinos.
El
pueblo de Israel, no obstante su grandeza en el orden religioso, en
la historia antigua no puede ser más humilde. En la época de los
profetas escritores, siglo VIII al IV antes de Cristo, Israel fue
vasallo de Asiria (750-612), Babilonia (612-539) y Persia (539-533),
que eran pueblos más avanzados y poderosos.
Tras
largos siglos de vasallaje y cautiverio de Israel con Asiria y
Babilonia, el año 539 los persas dominaron Babilonia y la comunidad
judía celebró a conquista.
El
rey Ciro ordenó restituir a los judíos los vasos sagrados, que
habían sido robados del templo de Jerusalén por Nabucodonosor y les
dio permiso para volver a su tierra y levantar el templo. No todos
los deportados emprendieron el viaje de vuelta, los que volvieron del
cautiverio gozaron de la libertad otorgada por los persas.
El
regreso del exilio lo encontramos en el libro de Esdras y en
Nehemías: Reconstrucción del Templo, Es 1 al misión de
Esdras, Es 7,1 al reconstrucción de Jerusalén y de la
muralla de la ciudad, Neh 1 al 13,31.
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