lunes, 15 de octubre de 2012

48.- EL ACTO MORAL


 

Acto moral es el mismo acto humano calificado moralmente, es decir, según su relación de conformidad o de disconformidad con la norma de moralidad.
Hay actos moralmente buenos y actos moralmente malos; y hay actitudes moralmente buenas, que llamamos virtudes y actitudes moralmente malas, que llamamos vicios.
El acto es la acción. La actitud es la disposición a comportarse u obrar.
Norma de moralidad
La norma de moralidad puede ser objetiva y subjetiva.
Objetiva, es la naturaleza divina manifestada por la ley eterna, la natural y la positiva.
Subjetiva, es la naturaleza racional humana en cuanto tal, en todos sus aspectos y relaciones con los demás seres, tal como lo manifiesta el juicio práctico de la conciencia.
La moralidad, en su concepto más genuino, es subjetiva ya que, acompañando a todos los actos humanos en sus elementos de discernimiento, voluntariedad y libertad, hace que sean o no conformes con el juicio práctico de la conciencia.
Los actos humanos tienden a sus objetos, no como éstos son en sí mismos, sino tal como los aprehende el entendimiento. Así puede suceder que un mismo acto sea bueno por razón de su objeto moral (moralidad objetiva) y malo por razón de cómo es aprehendido ese objeto por el entendimiento de una persona concreta (moralidad subjetiva).

Ejemplo
Una esposa entrega en limosna un dinero que cree que ha sido robado por su marido; pero realmente el marido lo ganó a la lotería. La limosna, en cuanto tal, de la esposa será una buena obra materialmente, pero será una obra mala subjetivamente, porque si ella creía que el dinero había sido robado, tenía la obligación de devolverlo a su dueño.

Fuentes de la moralidad
Son los elementos de los que se deriva que un acto sea conforme o disconforme con la norma de moralidad. (CIC 1750 y sgtes).
Las fuentes de la moralidad son el objeto, el fin y las circunstancias del acto.
El objeto es aquello que el entendimiento presenta a la voluntad como materia de su acción. El objeto constituye la moralidad primaria por aparecer antes que las derivadas del fin y de las circunstancias.
El fin o la intención es el término primero del acto, apunta al bien esperado por el sujeto de la acción emprendida. La intención puede ordenar una o varias acciones hacia un mismo objetivo; es más, puede orientar toda una vida hacia el fin último.
Las circunstancias son elementos secundarios del acto moral, que contribuyen a agravar o disminuir su bondad o malicia.
Suelen enumerarse siete circunstancias: quién, qué cosa, en dónde, con qué medios, por qué, cómo y cuándo.
Cada una de estas circunstancias puede desdoblarse en varias preguntas y de cada respuesta se debe sacar que sea una circunstancia agravante o lo contrario.

Los actos moralmente buenos y los moralmente malos

El acto moralmente bueno supone a la vez la bondad del objeto, del fin y de las circunstancias. Perseguir una finalidad mala corrompe la acción, aunque su objeto sea de suyo bueno (como comprar licores para emborracharse).

Es erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias (ambiente, presión social, coacción o necesidad de obrar, etc) que son su marco. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto, por ejemplo, el homicidio.


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