¿Por qué debe ser transmitida la revelación divina?
Jesús vino al mundo para darnos a conocer el designio salvador del Padre. Él lo comunicó por medio de su predicación y de sus milagros, añadiendo que todo la había recibido del Padre.
Sabiendo que Él tenía que partir de este mundo e ir al Padre, encomendó a los Apóstoles y discípulos la difusión de su mensaje.
“Id, enseñad a todas las
gentes..... enseñándoles a observar cuanto yo os he mandado” (Mt 28, 19-20).
“Ellos se fueron predicando por todas partes, cooperando con ellos el Señor y
confirmando su palabra con las señales consiguientes” (Mc 16, 20)
La revelación divina debe
ser transmitida porque es bueno su conocimiento para que los hombres logren más
fácilmente su salvación.“Dios quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad” (I Tim 2, 4)
La mente humana,
obnubilada por las pasiones, es incapaz por sí sola de remontarse a las
verdades necesarias para la salvación y Dios viene en su auxilio por medio de
la revelación, por eso es necesario que sea conocida por todos los hombres y
mujeres de todos los tiempos y lugares.
¿Cómo
se transmite el depósito de la fe?
1.
Por la Tradición
eclesial.
La
sucesión en la doctrina es una constante, oral y escrita, en todos los tiempos
de la Iglesia.
“Practicad lo que habéis
aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí” (Flp 4, 9) “Os he transmitido lo que yo mismo he
recibido” (I Cor 15, 3)
2.
Por la Sagrada
Escritura.
El
mensaje de la salvación, que constituía la Tradición , tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento, fue puesto por escrito, formándose así lo que conocemos hoy como
Sagrada Escritura.
3.
Por el Magisterio de la
Iglesia
Uno
de los oficios de la Iglesia
es interpretar auténticamente la
Palabra de Dios; es el llamado Magisterio de la Iglesia (CIC 85 ss)
Por
el Magisterio de la Iglesia
sabemos que la Tradición
y la Sagrada
Escritura son auténticas.
Jesús
puso a Pedro como cabeza visible de su Iglesia “Apacienta mis ovejas” (Jn
21, 17) Y dijo a los Apóstoles: “El que a vosotros
escucha, a mí me escucha” (Lc 10, 16)
Los
católicos tenemos esta enorme ventaja sobre nuestros hermanos separados los
protestantes y anglicanos, quienes, al carecer de una cabeza visible, carecen,
en consecuencia, de una auténtica interpretación y cada fiel puede interpretar la Biblia según su libre
entender, lo que, desde su separación de la Iglesia católica, les ha llevado a múltiples
divergencias y, en el mundo protestante, al nacimiento de innumerables grupos y
sectas.
En
la Iglesia
católica pueden darse, en puntos no definidos como dogmas, diversas
interpretaciones teológicas, y de hecho se dan; pero, están siempre supeditas
al dictamen del Sumo Pontífice y de los Concilios Ecuménicos, que son quienes
tienen la última palabra en los temas de fe y de moral.
Esta
unidad de las tres cosas conduce a la unidad en la fe, y a la seguridad de que
la fe que profesamos es la misma que profesaron los Apóstoles y todos sus
sucesores, la misma que ha profesado siempre el Pueblo de Dios. Apartarse de
ella es apartarse del mensaje de Jesús.
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