martes, 6 de septiembre de 2011

9.- IGLESIA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA

La Iglesia es católica por el Espíritu
Católico significa universal, en el sentido de totalidad o de integridad. La Iglesia es católica en un doble sentido:
1º. La Iglesia es católica porque en ella está la plenitud del Cuerpo de Cristo, unido a la Cabeza, (Ef 1, 22-23). Se trata de una plenitud cualitativa. La Iglesia es todo el Cuerpo de Cristo. Esta plenitud implica que en la Iglesia están todos los medios de salvación: el depósito de la fe, la integridad de la vida sacramental y el ministerio ordenado a la sucesión apostólica. En este sentido, la Iglesia es católica desde el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre todos los congregados.

2º. La Iglesia es católica porque ha sido enviada por su Fundador en misión evangelizadora a la totalidad del género humano.
“Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19)
Se trata de una plenitud cuantitativa. Todos los hombres están invitados a ser Pueblo de Dios. Este carácter de universalidad es un don por el que la Iglesia tiende a reunir a toda la humanidad junto a Cristo, como Cabeza en la unidad de su Espíritu.
Esta Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en las comunidades locales de fieles, unidas a sus obispos, aunque sean pequeñas y pobres o vivan dispersas; en ellas está presente Cristo constituyendo la Iglesia.
“Guardémonos de concebir la Iglesia universal como la suma o la federación de las Iglesias particulares o diocesanas, esencialmente diversas. Es la Iglesia universal la que, por vocación y por misión, echa sus raíces en la variedad de terrenos culturales, sociales y humanos, y toma, en cada parte del mundo, aspectos y expresiones externas diversas” (Catecismo de la Iglesia Católica, 835)

La Iglesia es apostólica por el Espíritu
1º. Porque está fundada sobre los Apóstoles. “Sois ciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el fundamento de los Apóstoles, siendo piedra angular el mismo Cristo Jesús” (Ef 2, 19-20) Los apóstoles son testigos escogidos y enviados en misión por el mismo Cristo.

2º. Porque guarda y trasmite, con la ayuda del Espíritu que la habita, las enseñanzas, el depósito de la fe, las palabras oídas a los Apóstoles.
“Sé a quién me ha confiado y estoy seguro de que puedes guardar mi depósito para aquel día. Retén la forma de los sanos discursos que de mí oíste, inspirados en la fe y en la caridad en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por la virtud del Espíritu Santo, que mora en nosotros” (II Tim 2, 12-14).
La misión del obispo, de todos los obispos, es vigilar. 
La palabra obispo viene del griego “episkopein”, que significa vigilar, cual centinela, para que se proclame y escuche la voz de Cristo.

. Porque Cristo gobierna a la Iglesia por medio de Pedro y los demás Apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y todos los demás obispos; es la llamada “sucesión apostólica”.
Los Apóstoles recibieron el Espíritu el día de Pentecostés. La gracia del Espíritu se trasmitió y se trasmite por la imposición de las manos y la invocación al Espíritu Santo en la celebración del sacramento del Orden.
El Espíritu Santo está presente en todas las notas de la Iglesia, como alma y motor. Se cumple el anuncio de Jesús, poco antes de abandonar este mundo.
“El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo he dicho” (Jn 14, 26)
El Espíritu Santo será el Consolador de los Apóstoles y es el Consolador de la Iglesia, siempre presente en medio de ella y huésped de amor de los creyentes que le acogen.


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