lunes, 5 de septiembre de 2011

5.- LA IGLESIA, CUERPO MISTICO DE CRISTO

Lumen Gentium 7:
La Iglesia, Cuerpo místico de Cristo
(1) El Hijo de Dios, encarnado en la naturaleza humana, redimió al hombre y lo transformó en una nueva criatura (II Cor 5, 17). A sus hermanos, de entre todas las gentes, los constituyó místicamente como su cuerpo concediéndoles su Espíritu.
(2) La vida de Cristo en este cuerpo se comunica a los creyentes que se unen misteriosa y realmente a Cristo por medio de los sacramentos. Por el Bautismo nos configuramos con Cristo, “también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, para constituir un solo cuerpo”, (I Cor 12, 13-14). El Bautismo es un rito sagrado con el que se representa y efectúa la unión con la muerte y resurrección de Cristo, “Con Él hemos sido sepultados por el Bautismo para participar en su muerte, para que como Él resucitó de entre los muertos así también nosotros vivamos una vida nueva”, (Rom 6, 4).
En la fracción del pan eucarístico, participando realmente del cuerpo del Señor, nos elevamos a una nueva compenetración con Él y entre nosotros mismos, “porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan” (I Cor 10, 17); todos quedamos hechos miembros de su cuerpo, “vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros parciales” (I Cor 12, 27) y cada uno es miembro del otro, “ así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada uno está al servicio de los otros miembros” (Rom 12, 5)
(3) Pero como todos los miembros del cuerpo humano, aunque sean muchos, constituyen un solo cuerpo, así los fieles en Cristo; en la constitución del cuerpo de Cristo hay variedad de miembros y de ministerios, uno es el Espíritu que distribuye sus dones para el bien de la Iglesia.
(4) Si un miembro tiene un sufrimiento, todos los miembros sufren con él, o si un miembro es honrado, gozan juntos todos los miembros, (I Cor 12, 26)
(5) La cabeza de este cuerpo es Cristo (Col 1, 18). Es necesario que todos los miembros se asemejen a Él hasta que Cristo quede formado en ellos, (Gal 4, 19). Él dispone en la Iglesia los dones de los servicios por los que en su virtud nos ayudamos mutuamente en orden a la salvación.

Lumen Gentium 8:
La Iglesia, al mismo tiempo, visible y espiritual
(1) Cristo estableció su Iglesia santa, comunidad de fe, de esperanza y de caridad, en este mundo, como una reunión visible y comunidad espiritual. No han de considerare como dos cosas, porque forman una realidad compleja, constituída por un elemento humano y otro divino.
(2) Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica; la que nuestro Señor entregó a Pedro para que la apacentara (Jn 21, 17), confiándole a él y a los demás apóstoles su difusión y gobierno (Mt 28, 18-20) y la erigió para siempre “columna y fundamento de la verdad” (I Tim 3, 15)
(3) La Iglesia constituída y ordenada en este mundo como una sociedad, permanece en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él.
(4) La Iglesia es llamada a comunicar a los hombres los frutos de la salvación. No está constituída para buscar la gloria en este mundo, sino para predicar la humildad y la abnegación, incluso con su ejemplo.
Cristo fue enviado por el Padre a evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos, para buscar y salvar lo que estaba perdido; del mismo modo, la Iglesia abraza a todos los afligidos, se esfuerza en aliviar sus necesidades y pretende servir en ellos a Cristo.
(5) La Iglesia, recibiendo en su propio seno a los pecadores, santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación.
La Iglesia peregrina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, vence con paciencia y caridad sus propios sufrimientos y dificultades, internas y externas, hasta que al fin de los tiempos se descubra con todo esplendor el misterio de Cristo.


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