¿Quién es el patriarca José?
José vendido por sus hermanos |
La túnica corta era llevada por los trabajadores y la larga por los principales, si tenía mangas era señal de distinción.
Los sueños de José
Tanto en el sueño de las gavillas (Gen 37,6), como en el del sol, la luna y las estrellas (Gen 37,9), José dio a entrever que sus hermanos se inclinarían ante él, lo que motivó que sus hermanos aumentasen la envidia y el odio hacia él.
Los hermanos conspiran para matarle
Israel envió a José a Siquem, donde estaban sus hermanos cuidando las ovejas. Lo vieron de lejos y conspiraron contra él para matarlo” (Gen 37,18). Rubén los oyó e intentó librar a José: “No cometáis ese asesinato sino arrojadle a ese pozo” (Gen 37,22). Hicieron caso a Rubén y cuando llegó José, le despojaron de su túnica talar y le arrojaron al pozo que estaba vacío.
José es vendido por sus hermanos.
Divisaron una caravana de ismaelitas que se dirigían a Egipto. Judá dijo a sus hermanos: “¿Qué sacamos con asesinar a nuestro hemano y ocultar su sangre? Vendámoslo a los ismaelitas. Todos asintieron” (Gen 37,26.27).
Cuando los ismaelitas llegaron a Egipto lo vendieron a Putifar, eunuco del faraón y capitán de la guardia, (Gen 37,36). José se ganó su favor y Putifar lo puso al frente de su casa y le confió todo lo que tenía (Gen 39,4).
“Era José de hermosa presencia y belllo rostro” (Gen 39,6) y la mujer de Putifar puso sus ojos en él y le dijo “Acuéstate conmigo” (Gen 39,7). José rehusó, pero ella insistía una y otra vez. Un día, ella le cogió por el manto, pero él, dejando en su mano el manto, huyó y salió dr la casa (Gen 39, 10-12).
Ella empezó a gritar: “Mirad, ha venido a mí para acostarse conmigo, cuando vio que yo gritaba, ha dejado su manto junto a mí y ha huído” (Gen 39,14-15).
José es encarcelado
Cuando regresó Putifar, su mujer le repitió lo mismo y Putifar montó en cólera, mandó prender a José y lo metió en la cárcel donde estaban los presos del rey (Gen 39, 19-20).
José se ganó al favor del alcaide, que le confió a todos los detenidos y el control de todo lo que allí se hacía.
José interpreta los sueños
Estaban en la cárcel el copero y el repostero del faraón y tuvieron un sueño que no lograban descifrar. José se los interpretó y se cumplió exactamente lo que les dijo: Que el repostero seía colgado y el copero repuesto en su cargo (Gen 40,22). El copero, desagradecido, se olvidó de José.
Los sueños del faraón
Dos años más tarde, el faraón tuvo dos sueños: Siete vacas gordas eran devoradas por otras siete vacas flacas y siete espigas lozanas eran dervoradas por otras siete espigas flacas.
El faraón llamó a todos los magos y sabios de Egipto, “pero no hubo quien los interpretara” (Gen 41,8). El copero contó al faraón cómo José había interpretado los sueños en la cárcel y cómo todo se había cumplido. “El faraón mandó llamara a José y lo sacaron rápidamente de la cárcel” (Gen 41, 14).
Enterado José de los sueños del faraón, le dijo:
Es un solo suelo, las vacas y las espigas gordas significan que van a venir siete años de abundancia y las vacas y las espigas flacas siete años de escasez. “Busque el faraón un hombre inteligente y sabio y póngalo al frente de la tierra de Egipto. Nombre el faraón intendentes que recojan el quinto de la cosecha en los años de abundancia...y hagan acopio de trigo…, que sirva de reserva para los siete años de hambre” (Gen 41,33-36).
Dijo el faraón: “Puesto que Dios te ha dado a conocer estas cosas, no puede haber entendido ni sabio como tú. Tú serás quien gobierne mi casa.. te pongo sobre toda la tierra de Egipto” (Gen 41,39.-41). Tenía José treinta años cuando fue nombrado primer ministro del faraón, quien le dio como esposa a Asenet, hija de Putifar y tuvieron dos hijos, Manasés y Efraim.
Siete años de abundancia y siete de hambruna
Llegaron los siete años de abundancia y José almacenó gran cantidad de trigo en las ciudades egipcias.
“Cuando el hambre se extendió por toda la superficie de aquella tierra, José abrió los graneros… y vendía a los egipcios” (Gen 41,56).
“De todos los paises venián a Egipto para comprar grano a José, porque el hambre cundía por toda la tierra” (Gen 41,57).
Los hijos de Jacob bajan a Egipto
También había hambruna en la tierra de Canaán e Israel dijo a sus hijos: “He oído que en Egipto hay trigo. Bajad allí a comprarlo, para que vivamos y no muramos” Gen 42,2).
Bajaron a Egipto los hermanos de José, excepto Benjamín al que no se lo permitió su padre, por ser el más pequeño y profesarle un cariño especial.
Cuando José vio a sus hermanos, los reconoció, pero no se dio a conocer… les dijo, con dureza:
-¿De dónde venís?
-De la tierra de Canaán para comprar trigo.
-Vosotros sois espías que venís a ver los puntos desguarnecidos del país.
-No, señor, contestaron. Somos gente de bien. Éramos doce hermanos, hijos del mismo padre, el menor se quedó en Canaán con él y el otro ya no vive.
-José replicó: Lo dicho, sois unos espías y uno de vosotros se quedará aquí, en prisión, mientras los demás lleváis el trigo a vuestra casa y me traéis a vuestro hermano pequeño, así podré comprobar si decís la verdad y no moriréis. Simeón permaneció en prisión.
Los hermanos regresan a Canaán
“Mando José que llenasen de trigo los sacos y que pusiesen su dinero en el de cada uno” (Gen 42,25).
Ellos cargaron sus burros e iniciaron la vuelta a Canaán. Cuando pararon para hacer noche, uno de ellos abrió su saco para dar pienso al burro y encontró su dinero. Se lo contó a sus hermanos y todos se quedaron estupefactos.
Llegaron a Canaán, contaron a su padre todo lo sucedido y, al abrir los sacos, encontraron en todos el dinero de la compra. Padre e hijos se llenaron de temor.
Los hermanos vuelven a Egipto
La hambruna seguía siendo grande en Canaán y se agotó el trigo.
-Israel dijo a sus hijos: “Volved a comprarnos algo que comer.
-Judá le contestó: Aquel hombre nos dijo bien claro que no le veríamos si no estaba con nosotros nuestro hermano menor” (Gen 43, 1-3). “ Deja ir al niño conmigo….yo te respondo de él” (Gen 43,8-9).
-Israel: Está bien, hacedlo...llevad a aquel hombre un presente de los mejores productos de nuestra tierra, coged dinero de nuevo y devolved el que hallásteis en vuestros sacos, pues quizá hay a sido un error. Tomad a vuestro hermano y volved donde ese hombre. ¡Que el Dios omnipotente os haga hallar gracia ante él! (Gen 43,11-14).
“Tomaron ellos el presente, el dinero doble y a Benjamín, bajaron a Egipto y se presentaron a José” (Gen 43,15).
En casa de José
Llegados a Egipto, José quiso que comiesen en su casa; se interesó por su padre y, al ver a Benjamín, les preguntó: ¿Es éste vuestro hermano menor?
Los hermanos se sentaron a la mesa frente a José por orden de mayor a menor, y se miraban entre sí muy asombrados. Bebieron y se alegraron en su compañía.
Estratagema de José
José ordenó a su mayordomo que llenase los sacos de trigo, que pusiese encima el dinero de cada uno y que, en el saco del hermano pequeño, colocase su copa de plata.
Al alba del día siguiente, los hermanos salieron rumbo a Canaán. No llegaron muy lejos, porque fueron detenidos y acusados de haber robado la copa de plata de José, la cual, tras examinar todos los sacos, apareció en el saco de Benjamín.
Regresaron a la ciudad y, sin excusa posible, oyeron las palabras de José: “Aquel a quien se le ha encontrado la copa será mi esclavo, los demás podéis subir en paz donde vuestro padre” (Gen 44,17).
Intervino Judá y dijo: He dado palabra a nuestro padre de volver con el muchacho, permite a este tu siervo que quede como esclavo de mi señor y que el muchacho vuelva con su hermanos. ¿Cómo podré volver a mi padre si no llevo al niño conmigo? ¡No quiero ver la aflicción en que caería mi padre!
José se da a conocer
No pudiendo contenerse más, José estalló en un fuerte llanto. “Les dijo:Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendísteis para que fuese traído a Egipto. ¿Vive todavía mi padre? Pero no os aflijáis, pues Dios ma ha traído aquí para vuestra vida” (Gen 45,4-5). “Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaros un resto sobre la tierra y haceros vivir para una gran salvación” (Gen 45,7). “Apresuraos, subid a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Me ha hecho Dios señor de todo Egipto, baja a mí sin tardar, habitarás en la tierra de Gosen y estarás cerca de mí, tú, tus hijos y los hijos de tus hijos con tus rebaños, tus vacadas y todo cuanto tienes” (Gen 45,9-10). “Apresuraos a bajar aquí a mi padre” (Gen 45,13).
Luego se echó al cuello de su hermano Benjamín y ambos lloraron; besó y abrazó después a todos sus hermanos.
Invitación del faraón
José ante el Faraón |
Israel y sus hijos en Egipto
Tuvo Israel una visión nocturna en la que Dios le dijo: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré un gran pueblo” (Gen 46,2-3).
Los hijos de Israel pusieron a su padre y a toda su descendencia en los carros enviados por el faraón y se encaminaron todos a Egipto. “Eran setenta el total de las personas de la casa de Israel que entraron en Egipto” (Gen 46,27).
Encuentro de José con su padre y sus hermanos
Enterado José de la llegada de su padre, salió a su encuentro. “Cuando lo vio, se hechó a su cuello y lloró largo tiempo. Israel dijo a José:Ahora ya puedo moriri, después de verte en persona y comprobar que todavía vives” (Gen 46,30).
José dio parte al faraén de que supadre y sus hermanos habían llegado de Canaán y le presntó a cinco de sus hermanos. El faraón dijo a José: “!Que residan en Gosen, y si hay entre ellos hombres capaces, hazlos mayorales de mis ganados” (Gen 47,6).
Continúa la hambruna en Egipto y Canaán
José, que tenía los graneros bien abastecidos, cambió trigo por dinero que ingresabas en la cassa del faraón.
Cuando se terminó el dinero en Egipto y Canaán, les dio trigo a cambio de sus ganados.
También los ganados se terminaron y “José adquirió para el faraón todas las tierras de Egipto… y redujo a servidumbre a todo el pueblo, de uno a otro extremo de Egipto” (Gen 47,20,21).
Últimos días de José
Cuando murió Israel, José y sus hermanos lo llevaron a Canaán y lo sepultaron en Macpelá. Después todos regresaron a Egipto. Los hermanos temían que José les castigase por lo que habían hecho con él en otro tiempo; pero, José les dijo: “No temáis, yo os mantendré a vosotros y a vuestroa hijos” (Gen 50,19).
José falleció a la edad de ciento diez años; antes de morir dijo a sus hermanos: “Voy a morir, pero Dios se ocupará sin falta de vosotros y os hará subir al país que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob” (Gen 50,24).
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